La comisión de Derechos Humanos del Parlamento iraní pidió a la ONU que lleve ante la justicia al expresidente egipcio Hosni Mubarak.
La comisión de Derechos Humanos del Parlamento iraní pidió a la ONU que lleve ante la justicia al expresidente egipcio Hosni Mubarak, quien el pasado viernes abandonó el poder ante la presión popular.
La comisión sugiere que se forme un tribunal internacional para investigar "las atrocidades del depuesto presidente y sus aliados", en aparente alusión a Estados Unidos, según un comunicado divulgado hoy por la prensa local.
Además, insta a las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos a que "cumplan sus obligaciones" en el proceso contra "el dictador derribado".
"La nación egipcia logró finalmente acabar con los treinta años de dictadura de Hosni Mubarak gracias a su brava resistencia y le obligó a renunciar después de que decenas de personas fueran asesinadas y cientos más heridas", explicó la comisión en la nota.
En ese sentido, la comisión se congratula por la "gran victoria del pueblo egipcio" y le conmina a mantenerse vigilante ante lo que denomina "interferencia de las potencias extranjeras, que buscan beneficiarse del alzamiento".
Según la ONU, alrededor de 300 personas han perdido la vida durante los 18 días que ha durado la revuelta contra Mubarak.
Hace año y medio, el régimen iraní reprimió con violencia una protesta popular contra la reelección del presidente del país, Mahmud Ahmadineyad, que la oposición denunció como fraudulenta. Unas 30 personas, según datos oficiales, y más de 70, de acuerdo a los opositores, murieron, mientras que miles fueron detenidos y más de un centenar condenados.
En la sesión hoy del Parlamento iraní, los diputados tomaron los alrededores del edificio de la Asamblea y escenificaron una manifestación de apoyo a los pueblos de Egipto y Túnez.
Los parlamentarios gritaban "Dios es el más grande, viva la unidad de los musulmanes", y "abajo Estados Unidos", informó la televisión estatal.
Desde el primer momento, el régimen iraní ha expresado su apoyo a los alzamientos en el norte de África, que define como "una oleada de despertar islámico" y entiende como un debilitamiento de la influencia de la Casa Blanca en la región.
Pese a ello, las autoridades han negado un permiso a la oposición reformista iraní para manifestarse mañana en apoyo a la "ola de democracia" en Egipto y Túnez.