Una oportunidad que Arrimadas creen que no puede ofrecer porque ella no supone ninguna renovación y, por tanto, se tiene que echar a un lado
Edmundo Bal empieza esta semana a impulsar su proyecto para liderar Ciudadanos con la presentación de los pesos pesados de su equipo, después de asumir que no es posible entenderse ya con Inés Arrimadas para pactar una lista de unidad, una vez que la presidenta del partido rechazara su oferta de una "tercera vía".
Entre los nombres de peso que el rival de Arrimadas incluirá en su candidatura está el de la diputada y responsable económica del grupo parlamentario, María Muñoz, han confirmado fuentes de su lista, precisamente la persona que Bal planteó para asumir la portavocía del Congreso y encabezar esa lista de "unidad" que evitara la ruptura de los naranjas.
Arrimadas dio carpetazo a esa propuesta al considerarlo "innegociable" -señalan- y ahora los dos irán al choque en las primarias para dirigir el partido, que previsiblemente se celebrarán el 9 y el 10 de enero.
Bal no tiene ni una sola duda, señalan a EFE fuentes del partido, que no tiene nada que perder en esta batalla porque Ciudadanos está a casi cero en las encuestas electorales y para él es una oportunidad de reflotar el partido.
Una oportunidad que Arrimadas creen que no puede ofrecer porque ella no supone ninguna renovación y, por tanto, se tiene que echar a un lado.
Este es el mensaje que han repetido en los últimos días desde el entorno de Bal, que tiene el aval de todo el grupo parlamentario salvo de Guillermo Díaz, y que se agarra a las expectativas que reflejan algunos sondeos publicados.
Éstos apuntan que el vicesecretario general de los naranjas tiene mucho más tirón -por encima del doble- que la líder del partido entre los votantes de Cs y entre los que votan por otras opciones políticas.
Después de que Bal haga pública su candidatura, en la que reservará una parte para "los derrotados" de esta carrera por el liderazgo, se centrará en el programa de su proyecto para recentrar a los naranjas y convertirlos en un partido capaz de negociar a derecha e izquierda teniendo en cuenta los intereses de la gente.
Hay que dejar de mirar lo que hace el PP y dejar de vincular la estrategia de Cs a lo que hagan los populares -señalan otras fuentes a EFE- criticando, entre otras cosas, que Arrimadas esté reeditando "la foto de Colón" a la mínima de cambio.
Se refieren, por ejemplo, a la imagen de la presidenta sentada junto a Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros y Cayetana Álvarez de Toledo en la presentación hace una semana de la plataforma Pie en Pared, que impulsan dos exciudadanos: Juan Carlos Girauta y Marcos de Quinto, ambos de la línea dura de Albert Rivera, que fue quien se abrió al coqueteo con Vox.
Tiene que quedar claro que Ciudadanos es "el centro progresista liberal" y no el apéndice del PP en el que creen que Arrimadas ha convertido a los naranjas, dejándoles sin ese espacio electoral propio con el que Cs inició su andadura política.
La división que ya se ha apoderado de Cs, se puede complicar todavía más con el cisma que podría dejar la votación de una eventual moción de censura que plantea Santiago Abascal contra Pedro Sánchez, ya que Arrimadas esquiva por ahora comprometerse con un determinado sentido del voto.
Quien sí se compromete, en este caso con un "no" rotundo, es Edmundo Bal, como aseguran desde su entorno, dispuesto a romper la disciplina de voto, y lo mismo podrían hacer los diputados que están con él.