Unos frailes más batalladores que nunca. El coro de Kiko Zamora lucha por Cádiz a través de un tango que “no paga a traidores” y en una tierra que “no tiene cobardes”.
Guerreros que ponen en duda las pagas de los que viven “por la cara”, de los subvencionados. Armados con lanzas, apasionados van luchando “por mi Cai hasta la muerte” rematan en el final del estribillo.
Defiende, nunca mejor dicho, el tango gaditano con un popurrí a golpe de gaditanismo y de tradiciones y que encuentra los primeros aplausos de la noche.