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El cementerio de los ingleses

El viaje de Montero y el derecho a la información

Antes, con los diarios en papel, el flujo de información se detenía al pararse las rotativas

Publicado: 08/07/2022 ·
12:25
· Actualizado: 08/07/2022 · 12:25
Autor

John Sullivan

John Sullivan es escritor, nacido en San Fernando. Debuta en 2021 con su primer libro, ‘Nombres de Mujer’

El cementerio de los ingleses

El autor mira a la realidad de frente para comprenderla y proponer un debate moderado

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Quería obviar este asunto, pues tampoco es que tenga mucha sustancia. Una ministra visita Nueva York en viaje oficial, en el que tiene varias reuniones con varias áreas del gobierno estadounidense relacionadas con su ministerio. Sin embargo, como siempre que alguien de Unidas Podemos hace cualquier cosa, hay una serie de medios y de políticos que tratan de convertir un viaje institucional en una excursión de fin de curso a los ojos de la ciudadanía. El derecho de los ciudadanos a una información veraz queda de nuevo a la altura del papel higiénico usado por los intereses partidistas de algunos y el seguidismo clientelar de unos pocos más. Ya saben ustedes, a veces para intuir la veracidad de un titular, hay que mirar quién paga la tinta.

Vivimos en la época en que cualquier cosa sirve de base para un bulo. Lo peor es que, antes de que se desmienta y por muy rápido que se haga, esa desinformación ya ha calado en la opinión pública. Antes, con los diarios en papel, el flujo de información se detenía al pararse las rotativas. A lo sumo, la televisión y la radio podían ser canales por donde las noticias corrieran a mayor velocidad y podía escaparse una noticia falsa. Ahora, los medios digitales permiten añadir, modificar y compartir la información minuto a minuto, con lo cual antes del desmentido de cualquier fake news ya se ha viralizado el bulo en cuestión. Principio de saturación, propaganda goebbeliana de manual.

Se están viralizando vídeos donde se busca una hipotética incongruencia, recordando cuando en Podemos se hablaba de los viajes en clase turista y ahora cuando han viajado en Falcon. El matiz de que sea este un viaje institucional y que no sea uso hacerlo en líneas comerciales se lo pasan los medios y los políticos por el arco del triunfo: no sea que no exista tal incongruencia y no se pueda ganar con propaganda lo que no se gana con política. Esto es lo triste: que lejos de mantener la actividad política que merece la población española, tengamos a la cabeza del país a unas personas bien vestidas y nada mal pagadas cuyo único cometido es mentir. Y que haya medios que, lejos de denunciar esta práctica infame, la secunden y difundan. Ya no se trata del viaje de Irene Montero, sino de cualquier cosa que pueda perjudicar o encumbrar a cualquier político sin importar que sea falsa: los cobros venezolanos de Podemos, la frase de Abascal de “llenar las cunetas de independentistas”, la prohibición de la carne de Garzón, el progresismo del PSOE o el programa electoral de Ayuso. Todas estas falsedades y muchas más enturbian el debate político y confunden a la opinión pública.

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