La española Garbiñe Muguruza dejó atrás su paso por el torneo de Indian Wells, de donde fue eliminada en segunda ronda tras perder ante la estadounidense Christina McHale (7-5 y 6-1) y apunta a Miami, el siguiente compromiso que afrontará la cuarta jugadora del mundo.
Garbiñe regresó a Los Ángeles tras el revés encajado ante la norteamericana, 62 en la clasificación WTA. Este martes partirá hacia Florida para iniciar la puesta a punto ante el torneo de Miami, que afronta confiada en que sea el definitivo punto de inflexión en el nuevo curso.
No ha arrancado tal y como esperaba el año 2016 para la tenista hispano venezolana, finalista en Wimbledon el pasado ejercicio e instalado en la parte alta de la clasificación mental.
La tenista de 22 años aguarda aún la irrupción definitiva en el curso. Los resultados no han respaldado a Muguruza, que aún no ha despuntado en las competiciones que ha disputado hasta ahora. Los cuartos de final de Doha, donde cayó ante la alemana Andrea Petkovic, ha sido su mejor papel.
Cayó en primera ronda de Dubai y de Brisbane y no pasó de los dieciseisavos en el Abierto de Australia, primer Grand Slam de la temporada.
Tampoco Indian Wells ha respaldado el trabajo de la española, que ha intensificado sus entrenamientos sobre la pista y está solo pendiente de un gran marcador que le impulse y le asiente en una temporada destinada a la de la consolidación entre la elite.
Los malos resultados han minado la confianza de la jugadora, cuya desesperación ha sido evidente en los últimos eventos y captados por las cámaras de televisión. El más reciente, el desencuentro con su técnico, el francés Sam Sumyk, con el que trabaja desde el pasado mes de septiembre.
"No quiero jugar más. Crees que voy a pelear estando 0-3 abajo en el segundo set", le dijo a su preparador abatida en su silla y entre lágrimas.
No fue esa la primera vez que la española mostró su desahogo en plena pista. El pasado febrero, en el torneo de Doha, frente la alemana Andrea Petkovic, comentó a Sumyk: "Dime algo que no sepa. Yo no me voy a morir por la bola. Yo no".
Garbiñe Muguruza, no obstante, está satisfecha y plenamente adaptada al plan de trabajo del técnico galo, al que eligió meses atrás después de terminar su relación profesional con Alejo Mancisidor, el entrenador que dirigió su carrera desde que estaba en la parte baja del ránking.
La confianza en su actual equipo es máxima, según reconoció el entorno de la tenista. Y la preparación sobre la pista intensa e idónea. Garbiñe está a la espera de un buen resultado. Un marcador que asiente su confianza en la cancha y que suponga el despegue en una temporada plagada de expectativas. Apunta ahora a Miami como posible punto de inflexión.