Dos goles de las dos máximas estrellas de cada uno de los equipos, de Leo Messi y de Cristiano Ronaldo, para un empate en el clásico del fútbol español que deja las cosas tal y como estaban, con el Barcelona manteniendo su ventaja de ocho puntos sobre el equipo merengue.
Con una defensa de circunstancias, los de Tito Vilanova sufrieron en la primera mitad, en la que el equipo de Mourinho tuvo fuera de combate al Barça después del 0-1 de Cristiano y un remate al palo de Benzema.
Pero un error de Pepe permitió la reacción del Barça, que en la segunda mitad se sintió mejor. Marcó Messi el 2-1, en un gran lanzamiento de falta e igualó Cristiano poco después. Ante miles de banderas esteladas en el Camp Nou, Barcelona y Madrid demostraron la dependencia que tienen de sus estrellas.
Del laboratorio de ideas de Tito Vilanova nació un nuevo central. Sin la pareja habitual -Puyol y Piqué-, el técnico del Barça apostó por Adriano como acompañante de Mascherano, pero sobre todo decidió poblar su medio campo para tener el control de la situación.
En la medular esperaban Busquets, Xavi, Cesc e Iniesta, pero la apuesta de Mourinho, con Ozil de director de operaciones le dio más resultado.
El Barça, con un exceso de talento, no acaba de encontrar su momento. El Real Madrid, sin necesidad de crear, tenía suficiente para llegar con peligro ante la meta de Valdés, refugiada en una defensa con una media de altura de 1,71 metros: Alves y Mascherano (1,71 metros), Alba (1,70) y Adriano (1,72).
La primera ocasión del Madrid no podía ser de otra manera: en una jugada a balón parado, un saque de esquina que remató solo Sergio Ramos (m.19), el balón pasó muy cerca del poste.
La primera combinación entre Cesc e Iniesta generó la primera ocasión para los azulgrana. La primera jugada colectiva del Real Madrid finalizó en gol.
La inteligencia de Benzema y la entrada desde la izquierda de Cristiano Ronaldo. El disparo raso al poste del portero resultó imparable. El Madrid se adelantó, Cristiano marcó su noveno gol en cinco partidos y demostró su gran estado de forma.
Si Benzema, dos minutos después, hubiera estado tan lúcido como su compañero, seguramente la historia del partido hubiera sido otra, pero el francés remató al palo y desperdició la posibilidad de matar al Barça.
Bien puesto al Madrid, superior el equipo de Mourinho, los de Vilanova estaban desconocidos, con un fútbol irreconocible, el Barça necesitaba un 'click' para activarse, pero no esperaba que fuera como ocurrió.
La segunda vez que apareció Iniesta generó una jugada por la derecha. Un centro de Pedro desviado por un bosque de piernas, un rechace y un mal cálculo de Pepe propició que el balón llegara a Messi. El argentino ni se inmutó para empatar.
En 30 minutos habían pasado demasiadas cosas. El Barça podría sentirse feliz de que el marcador estuviera igualado y había conseguido una vida extra regalada frente a un rival que había inspirado más peligro.
En el segundo tiempo, los de Vilanova se defendieron con el balón. El Madrid no jugaba con tanta continuidad, pero los zarpazos de Cristiano y de Benzema sembraban de dudas ante una defensa circunstancial.
Necesitaban los locales que Messi creciera, precisaban los barcelonistas mantener la posesión y lo consiguieron. Los detalles de las estrellas acabarían por decidir y así fue.
Marcó Messi, en un lanzamiento magistral de falta, e igualó cinco minutos más tarde Cristiano (m.66), tras un gran pase de Özil. El partido se jugaba a trompicones, la pausa del Barça y la velocidad terminal del Madrid, dos estilos antagónicos.
Al final, estuvo más cerca la victoria de los locales. Montoya estrelló un remate al travesaño en el minuto 89 y el tiempo añadido, un eslalon de Pedro no encontró la portería de Casillas. Empató el Barça y mantiene las diferencias.