El Comité del Consejo de Europa para la Prevención de la Tortura (CPT) constata en un informe elaborado a raíz de una vista realizada al centro penitenciario de Puerto III, del Puerto de Santa María (Cádiz), que se cometían maltratos y vejaciones por parte de funcionarios a los internos, que la atención médica psiquiátrica era insuficiente y que los presos eran sometidos a aislamientos "excesivos" y también a inmovilizaciones "inaceptables", algo que también vio en la cárcel de Córdoba, donde los reclusos eran atados con esposas a un bloque de cemento.
En el informe, recogido por Europa Press, se señala que la situación de Puerto III era "especialmente preocupante" y había una tensión "claramente palpable" ya que varios de los presos tenían miedo a "recibir represalias por parte del personal" por el hecho de hablar con la delegación del CPT que visitó el centro.
Así, se señala que en el módulo especial el maltrato "parece que era un asunto particularmente problemático, especialmente durante la noche, con respecto a los reclusos que se encontraban en régimen de aislamiento".
En este sentido, se recoge el testimonio de un recluso acusado de estar en posesión de droga que asegura que se le obligó a hacer varias flexiones. Debido a su negativa, el funcionario, según agrega el preso, le dio varios puñetazos y fue llevado a la enfermería, donde, según el registro, fue atado a una cama durante casi cinco horas y se le introdujo a la fuerza un catéter en el pene para obtener una muestra de orina, lo que le causó que orinara sangre.
El recluso fue llevado de nuevo al modulo especial donde afirma que le propinaron puñetazos y patadas y se le sujetó a una cama durante casi 17 horas durante las cuales, según su testimonio, un funcionario de prisiones le propinó puñetazos repetidamente.
El comité está "especialmente preocupado" por el hecho de que un preso fuera atado en la enfermería de la prisión "con la participación activa del personal sanitario y que se llevara a cabo a la fuerza un procedimiento molesto, humillante y potencialmente dañino". "Esta medida supone una clara violación de la ética médica y podría suponer un trato degradante e inhumano", advierte el informe.
De ese modo, recomienda que se lance un claro mensaje a todos los funcionarios de prisiones en el que se indique claramente que todas las formas de maltrato, incluido el maltrato verbal, no son aceptables y serán motivo de sanción grave.
CASTIGOS EXCESIVOS E INACEPTABLES
Del mismo modo, alerta de un caso en el que un recluso fue sometido durante 42 días consecutivos al régimen de aislamiento, lo que constituye "un castigo absolutamente excesivo" y, tras señalar que el aislamiento "puede repercutir muy negativamente en la salud mental, física y en el bienestar social de los afectados", recomienda la adopción inmediata de medidas para garantizar que ningún recluso sea puesto en régimen de aislamiento durante más de 14 días.
Con respecto a las inmovilizaciones, alerta de que en los cinco primeros meses de 2011 se registraron 36 casos en los que se recurrió a esta técnica, en 17 de ellos se mantuvo atado a un preso toda la noche y señala que se mantuvo inmovilizada a una reclusa durante 21 horas y tras un descanso de 9 horas, otras 14 horas más al día siguiente.
La mujer declaró que durante el período en que estuvo inmovilizada no se le permitió realizar sus necesidades, por lo que orinó su ropa, y el informe alerta de que esos períodos de inmovilización son "totalmente inaceptables" y, además, muestra su "profunda preocupación" por la falta de una supervisión directa y continua".
Con respecto a los módulos especiales, se indica que las condiciones materiales de Puerto III eran mejores que las de otros centros aunque no se ofrecía a los presos del especial ninguna actividad organizada y no existía mucho apoyo para ayudarles a que se reinsertaran en un módulo de régimen ordinario.
En lo que se refiere a la atención sanitaria, el CPT recomienda al Gobierno que se adopten las medidas necesarias para garantizar que los presos vulnerables que se encuentran en unidades especiales tengan acceso a los tratamientos y atención necesarios y que los presos que sufran trastornos mentales sean llevados a un centro médico adecuado.
Realiza esta recomendación a la vista de casos de reclusos de Puerto III que pese a mostrar síntomas de trastornos psiquiátricos no fueron nunca examinados por un psiquiatra. El informe recomienda que las autoridades españolas adopten las medidas necesarias para que aumente el número de psiquiatras en las prisiones visitadas, en particular en el centro gaditano.
En cuanto a las instalaciones del centro, el comité habla de una equipación adecuada pero advierte de que muchas celdas estaban ocupadas por dos reclusos pese a que supuestamente eran para una persona y de que en ellas el espacio destinado al baño dentro de la celda debería estar separado por un muro que llegara hasta el techo.
ATADOS A UN BLOQUE DE CEMENTO
En el informe también se recoge la situación del centro penitenciario de Córdoba, concretamente sobre los métodos de inmovilización y, aunque se observó que en general se respetaba los procedimientos reglamentarios, es decir, se sujetaba a los internos, o bien boca a arriba o boca abajo, por las muñecas y tobillos a una cama utilizando tiras de tela, en el módulo especial se ataba a los presos a un bloque de cemento sobre el cual había un fino colchón, sujetando las muñecas y tobillos con esposas de metal a unos aros situados a los lados del bloque.
La sala, conocida tanto por el personal como por los presos como "la piedra" había adquirido una angustiosa fama como lugar de castigo. La delegación reclamó inmediatamente a las autoridades españolas que dejasen de utilizar el bloque de cemento en cuestión, así como que se debía recordar a todo el personal de prisiones que las esposas no debían utilizarse para sujetar a los reclusos a una cama.
El comité recoge que las autoridades españolas respondieron inmediatamente a las observaciones realizadas indicando que el bloque de cemento había sido retirado y sustituido por una cama especial. Sin embargo no se recibió respuesta alguna respecto al hecho de que se debía recordar a todo el personal de prisiones que no se utilizaran esposas para atar a los presos a una cama.