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Andalucía

Los arrastreros, entre incertidumbre y pesimismo

En Bruselas, acuerdo sobre la pesca; en el muelle del Puerto de Caleta de Vélez, en Vélez-Málaga, incertidumbre. Dos visiones con el mar de fondo

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  • Arrastreros en Isla Cristina -

En Bruselas, acuerdo sobre la pesca; en el muelle del Puerto de Caleta de Vélez, en Vélez-Málaga, incertidumbre. Dos visiones con el mar de fondo, el lugar de trabajo de los arrastreros para que el pescado llegue a la mesa.

"Pan para hoy y hambre para mañana". Así resume Juan Jiménez, patrón del barco pesquero 'La Vitoria', el pacto de ministros de Pesca de la Unión Europea (UE) sobre la posibilidad de pesca en aguas comunitarias del Atlántico y el Mediterráneo en 2025.

A sus 38 años y tras dos décadas ligado al mar, confiesa a EFE que no quiere para sus dos hijos pequeños la vida del pescador porque aunque recuerda que cuando empezó en el arrastre ya decían que "el futuro estaba negro", cree que realmente en los últimos años la situación se ha complicado.

Se acerca a él un vecino de muelle, Santiago López, armador y patrón de otro arrastrero, el 'Faromar'. Más veterano al sumar 38 años de vida pesquera, siempre en esta modalidad de captura, ve negativa la noticia del acuerdo y desconoce las medidas de compensación a aplicar en el futuro.

Las autoridades europeas anunciaron que los pescadores podrán beneficiarse de más días de pesca si se comprometen con la capacidad de los métodos de pesca de seleccionar peces y tamaños deseados y con el uso de instrumentos innovadores y se refirieron al tamaño de las mallas a emplear.

Pérdidas económicas

López asegura a EFE que "indudablemente" el acuerdo se traducirá en pérdidas económicas en el sector y, en consecuencia, en pescaderías, exportadores y proveedores, y considera la ampliación del hueco de las cuadrículas de las redes "una huida hacia adelante" al no saber si funcionarán.

Juan, que ya no se ve toda la vida en la pesca, cree muy drástico que para seguir faenando los mismos días que este año tengan que cumplir medidas como el cambio de red por mallas más grandes, que conllevarán "una pérdida de capturas".

Muestra su malla actual, de "40 milímetros de luz", como llaman al hueco de cada cuadrícula, explica que su especialidad es la gamba y la cigala y advierte de que "mientras más grande sea (la malla), más porcentaje de captura se va a perder".

"Solo queremos que nos dejen como estamos, como este 2024 y poco más, porque menos días y más leyes es estrangularnos un poquito más todavía", destaca.

Recuerda que "bastante duro ya es faenar seis meses y medio o siete" solamente y el resto del tiempo estar en desempleo, lo que pueden hacer porque hay pesca. "Si las pesqueras fueran más flojas, ya tendríamos problemas para subsistir todo el año", resalta.

Añade que "las medidas son desproporcionadas" y que "cada vez se hace más difícil subsistir con la mar".

Cambiar la red: 1.000 euros

Adaptarse a la nueva norma cambiando una parte de la red lo cifra en unos 1.000 euros, aunque si se dispone de tres o cuatro artes, el coste se eleva a 3.000 o 4.000 euros.

Él explota el negocio del barco propiedad de su suegro. "Si no acabo explotado antes", advierte ante el panorama del incremento de restricciones.

"El barco de arrastre no ara el fondo, no nos interesa; no solo por el fondo marino, sino porque no pasa bien la red", ha explicado además de comentar que las plataformas o 'puertas' que llevan en la popa van a 1,5 metros del fondo y solo lo tocan cuando se para el barco para poder izarlas.

"Peor mirado que los delincuentes", se queja sobre la consideración que algunos tienen de su gremio y señala a un integrante de la tripulación, al que le quedan pocos años para jubilarse y que "nunca vivió este acoso y derribo", de lo que responsabiliza en parte a "los ecologistas".

Insiste en que los pescadores son "los primeros interesados en que haya pescado en la mar". Con base en uno de los puertos pesqueros más importantes de Andalucía, asegura que el arrastre era la modalidad más rentable, pero cree que "se llega a un punto ya que es inviable".

Precisa que con la malla con la que pescan gambas de buen calibre, se escapan varias especies de pescado y recuerda que cuando empezó a trabajar la malla era mucho más pequeña y cada dos o tres años han ido cambiando el tamaño, lo que han ido aceptando.

Juan explica que por las ventas este año ha sido uno de los mejores de los últimos cinco o seis, que el puerto de Caleta ha llegado a igualarse en captura de gamba con el de Punta Umbría (Huelva) y que no quieren ni paro, ni ayudas, desean trabajar.

Afirma que deben avisar de la hora de salida para faenar, de cantidades de captura, de hora de finalización de pesca y de la venta efectuada. "Aquí los barcos estamos radiografiados", subraya, y defiende que en el Mediterráneo español están bien "porque se están haciendo las cosas bien".

Cambio climático

Del nuevo clima y la temperatura del agua asegura: "Nunca se ha visto al Mediterráneo tan caliente, en verano a 26, 27 o 28 grados. Ese cambio climático hace que algunas especies emigren y que otras prosperen, que no crean que hay más pescado solo por las restricciones que están poniendo".

Sobre los residuos del mar y la actitud de los pescadores, resalta que los barcos de su puerto recogieron 18 toneladas de plástico el pasado año, con lo que ejercen además un papel de 'basureros'.

Mientras Santiago, todo un erudito del mar, añade que cuando la administración va implementando normas las acatan, "pero sufriendo".

Explica que el tipo de red para la gamba se conoce como 'tangonero' y no sabe si habrá disponibilidad suficiente en el caso de las que deben tener las nuevas dimensiones requeridas.

En el puerto de Caleta de Vélez amarran 22 arrastreros y las tripulaciones se muestran inquietas ante su futuro. 

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