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La crónica negra enjuiciadora de 'El caso Wanninkhof-Carabantes'

El primero de los dos documentales sobre el caso Wanninkhof, el producido por Netflix, posee el acierto de narrar y radiografiar varias claves fundamentales

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La historia de cualquier país está atravesada de crímenes atroces y estremecedores que han conmocionado a la opinión pública y permanecen vigentes en la memoria colectiva de nuestra particular crónica negra. Entre esos crímenes se encuentran los que acabaron con las vidas de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes, separados por cuatro años pero a los que unen un idéntico escenario -la Costa del Sol- y un mismo asesino, Tony King. Netflix acaba de estrenar un documental que relata lo acontecido en ambos casos. Se titula El caso Wanninkhof-Carabantes y lo firma Tània Balló, que formó parte del aplaudido proyecto Las sinsombrero, con guion de Gonzalo Berger -en la actualidad HBO está inmersa en la producción de otro documental sobre el mismo caso, aunque centrado en paralelo en la figura de Dolores Vázquez, condenada en primera instancia por el asesinato de Rocío, y después exculpada tras cumplir parte de una injusta y errada condena en prisión-.    

La alusión al documental de HBO es relevante, ya que sí cuenta con la participación expresa de Dolores Vázquez, mientras que el proyecto de Balló se limita a recopilar grabaciones de archivo. Es su principal limitación. Tanto Vázquez como la madre de Rocío solo aparecen a través de lo hallado en las videotecas, mientras que, por ejemplo, sí cuenta con el testimonio actual de la madre de Sonia. La segunda limitación tiene que ver con la puesta en escena, con el andamiaje estilístico del documental. De un tiempo a esta parte, muchos de los realizadores de documentales parecen haber salido de la misma escuela o haber asumido un mismo tutorial o plantilla para su storyboard. Sus imágenes actuales -el abuso del dron-, el uso del color, la planificación de las entrevistas, responden a un esquema ya presente en trabajos previos como  El pionero o Palomares. No hay aceptación del riesgo, por decirlo de alguna manera.

Pero superadas sendas apreciaciones, estamos ante un más que interesante documental que se reivindica, por otro lado, por su brillante desarrollo narrativo, tanto en el plano formal, a la hora de contar ambas historias con amena precisión y concreción, como en el plano autorial, a la hora de radiografiar las investigaciones y, más aún, la influencia decisiva de los medios a la hora de condicionar a la opinión pública y empujar a la condena de Dolores Vázquez a través de meras suposiciones.


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