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Reencuentro de los alumnos de La Salle de la promoción de 1974

Durante el acto desarrollado en una finca del Marquesado en Chiclana se homenajeó también al profesor Valentín Marín Saavedra.

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  • Reencuentro. -

Un total de 68 personas se reunieron el pasado 2 de julio en una finca particular en la carretera del Marquesado y que supuso el emotivo encuentro de alumnos de la escuela La Salle de la promoción de 1974.

Un encuentro que sirvió para que algunos compañeros se dieran cita y se abrazaran después de que, en algunos casos, hacía 43 años que no se veían. Hubo lágrimas de emoción y alegría y los sentimientos estuvieron a flor de piel al recordar vivencias de la niñez en la escuela.

Comenzó el acto con unas palabras escritas por uno de los alumnos, que dirigiéndose antes que nada a las mujeres allí presentes, les decía que el lenguaje que se iba a utilizar era eminentemente masculino, no por machismo, sino simplemente porque en esas vivencias de esa etapa en la escuela sólo había  hombres, niños más bien.

Se continuó recordando cómo era la vida en esos años, tanto en el plano político como en el plano social, con las carencias básicas de agua corriente y electricidad y de cómo en las casas de vecinos se tenían que apañar con un sólo retrete para todos.

Las risas llegaron con las anécdotas de las campañas que se hicieron de la pasta dentrífica y la leche en polvo.

Acto seguido se reflexionó comentando que el acto era principalmente un homenaje a los alumnos de esa promoción, teniendo un cariñoso y emotivo recuerdo hacia los compañeros que habían fallecido.
Se continuó diciendo que era un día de oportunidades y que no se quería dejar pasar la oportunidad
de recordar también a los profesores que formaron parte de esas vivencias, y en especial a Valentín Marín Saavedra, presente en el acto, y a quien se le dedicó un entrañable homenaje por parte de todos en reconocimiento de su buen hacer en la etapa de la niñez de esos alumnos.

Obligado a tomar la palabra agradeció el homenaje y recordó algunas anécdotas de esa etapa. Su envidiable capacidad humana retenía con memoria fotográfica caras, nombres y apellidos y vivencias de cada uno de los alumnos presentes así como  de los fallecidos.

Seguidamente se pasó a la parte gastronómica del encuentro degustándose un menú compuesto de paella y filetes a la plancha con guarnición de pisto manchego, hecho todo por el profesor.

Como fin de fiesta se disfrutó de una sesión de karaoke y baile, con muchas canciones que marcaron su adolescencia.

Reseñar que durante todo el encuentro los numerosos y cambiantes grupos que se iban formando no dejaban de comunicar sus emociones.

Sin lugar a dudas fue un encuentro fraternal después de 43 años que como es lógico dieron para mucho de qué hablar.

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