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Desde el campanario

Pepe Mújica, el guerrillero bueno

Mújica ha sido descrito como el Jefe de Estado más humilde del mundo debido a su austero modo de vida

Publicado: 27/10/2024 ·
16:51
· Actualizado: 27/10/2024 · 16:51
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Autor

Francisco Fernández Frías

Miembro fundador de la AA.CC. Componente de la Tertulia Cultural La clave. Autor del libro La primavera ansiada y de numerosos relatos y artículos difundidos en distintos medios

Desde el campanario

Artículos de opinión con intención de no molestar. Perdón si no lo consigo

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Calificar a alguien de guerrillero bueno resulta intrínsecamente inadecuado. Pero si encañonamos el punto de vista hacia la vacilación de la relatividad, esa acepción ya no parece tan confusa. Conjugando todas las definiciones posibles, nos saldría algo así como un león vegetariano. Esto es lo más preciso que se me ocurre para calificar a José Alberto Mújica Cordano, más conocido seguramente como Pepe Mújica, y más aún si enfatizamos su condición de expresidente de la República de Uruguay. Este cordial vejete a punto de convertirse en nonagenario es de esas personas que pasa por la vida dejando huella. Para algunos lo serán de alimaña y para otros de dulce peluche. En cualquier caso, trascendente para todos.

Lo descubrí ya de mayor -mayor yo, claro-. Fue en un reportaje donde le preguntaron por la importancia de la vivienda. Me gustó la forma en que desmenuzó tan problemático asunto y las ideas que dio para solucionarlo. No sé, me dejó un regusto de buena persona al que hubiera confiado toda mi esperanza para construir mi casa y para establecer también los cimientos hacia una idílica armonía mundial. Un ghetto inclusivo en el que la palabra desigualdad fuera exiliada del diccionario.

Así se lo comenté a mi amigo Nacho, quien alarmado por mi candoroso enamoramiento ideario me soltó contundente un furibundo ¡Tú estás chalado! ¡Ese tío es un terrorista!; ¡Coño!, me dije. Pues si que lo disimula bien. No me convenció muchola categórica afirmación de mi buen amigo sobre el abuelo bonachón y me fui a buscar donde hay que buscar las cosas para enterarse bien de qué van. Un libro. Me puse a leer sobre el campechano uruguayo y resultó que mi jodido amigo casi lleva razón. Digo casi, porque cambió el tiempo del verbo. En lugar de utilizar el presente debió utilizar el tiempo pasado. Además, tampoco la calificación de terrorista era exacta. Terrorista es todo aquel que causa terror y no necesariamente tirando bombas ni pegando tiros. Terroristas son también los pederastas que aterran a los niños y los dictadores que atemorizan al pueblo. A la gente que planta cara en desventaja a los tiranos asesinos jugándose el pellejo se les llama guerrilleros. Justicieros también valdría. Que sí, que sí. Ni yo mismo estoy seguro de que esas sean las formas más civilizadas de luchar contra el mal, pero alguna justificación creo que se merece quien empuña una pistola cuando se ve amenazado por una metralleta. La historia está llena de casos de resistencia a la opresión. Casi siempre con dramáticos resultados para los insurrectos.

De jóvenes todos cometemos errores y Mújica no fue una excepción. Él pensó que en ese momento hacía lo correcto. Hay quienes en los años sesenta les dio por fumar marihuana y hacer la paz y el amor. Por abandonar su casa para vivir su vida, o incluso dar cobijo a algún etarra fugado como hizo Joaquín Sabina en Londres, cuando los tildó como gente encantadora que pegaba tiros en la nuca.  Más tarde reconoció en sus conciertos que aquello había sido un pecado de juventud y que los etarras eran unos hijos de puta.

Pepe Mújica formó parte de los enemigos contra el absolutismo de la dictadura cívico-militar de Uruguay. Contra ellos peleó, pero nunca se pudo demostrar que matara a nadie a pesar de que intervino en actos violentos con resultados trágicos. Daños colaterales inevitables en cualquier movimiento revolucionario. Luego emprendió su trayectoria política hasta llegar a presidir su país con el apoyo en las urnas del 55% del electorado. Prueba de su bondad como persona, ya que en caso contrario más de la mitad de los uruguayos serían terroristas.

Mújica ha sido descrito como el Jefe de Estado más humilde del mundo debido a su austero modo de vida y a la donación de buena parte de sus ingresos a organizaciones benéficas, a los más necesitados y a pequeños empresarios. A diferencia de los que pasamos la vida ansiando tener lo que no tenemos, él ha sabido estimar siempre lo que tiene, como suficiente, sin perder nunca de vista sus orígenes campesinos. Es de esos hombres valientes, abanderados de la verdad, que tienen la virtud de saber caminar con el calzado de los demás. De encarar la injusticia mirándola a los ojos sin miedo y de defender al desfavorecido.

Hace unos días me he enterado que está bastante delicado de salud y que ha dejado esta sombría despedida. Soy un anciano que está muy cerca de emprender la retirada a donde no se vuelve. Un ominoso comunicado que me hace reafirmar su naturaleza de buena persona. Un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra, como escribió Antonio Machado. Alguien distinto a los demás. Un obseso de la justicia. Un ser único de los que este mundo necesita a esportones. Con muchos guerrilleros buenos como él, la bandera de la humanidad sería un pendón de fondo blanco bordado en el centro con un entrañable abrazo de hermanos.

 

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