Con el tradicional desayuno reivindicativo, la lectura de manifiestos y la imposición de bufanda al busto de García Gutiérrez, se culminó con éxito la celebración del Día Mundial del Teatro por parte de la asociación cultural Taetro. Este año, de nuevo dentro del ciclo Hábito 21 Días de Teatro, los miembros del colectivo han dado un paso más y han llenado Chiclana de pasión por la escena.
El viernes se inauguraron las ‘III Jornadas de Teatro Mínimo (y otras grandes pequeñeces)’ que contó con la conferencia El teatro (mínimo) también se lee a cargo del dramaturgo César López Llera. Ese mismo día, el Teatro Moderno registró una gran afluencia de público para ver el estreno de cuatro nuevas obras mínimas, más la propina del estreno de La chica del árbol, obra ganadora del II Certamen de Teatro Mínimo Juvenil Javier García Teba, organizado por la Fundación Vipren y con la colaboración de Taetro.
El sábado continuaron las Jornadas de Teatro Mínimo con un encuentro entre los lenguajes del corto cinematográfico y el mínimo teatral. Así, Taetro y el Festival de Cine Hecho por Mujeres Generamma, se hermanaron con la mesa redonda en la que participaron la cineasta Oliva Acosta y las artistas audiovisuales María Luquero y Lucía Aragón.
Esta jornada se cerró de forma espléndida con la Fiesta del Teatro. Homenajes a los técnicos de la Delegación Municipal de Cultura, personificados en la figura de Victoria Portillo, la puesta en escena de dos mínimos mínimos, una lectura dramatizada y mucha animación.
La novedad de este año fue la inclusión del fallo del jurado presidido por José León del III Certamen de Teatro Mínimo Juvenil Javier García Teba. En esta ocasión las obras seleccionadas para su publicación en un volumen editado por al Fundación Vipren son Una invasión patológica, de Irene Pina Micula (Illescas, Toledo); Unidos , de Lucía de Julián Arenas (Parla, Madrid); Tras la puerta, de Natalia Ramiro Cuevas (Parla, Madrid); Un mar, dos realidades, de José Antonio Morales Moreno; Te quiero tanto, mi florecilla, de Aitana Vázquez Torti; La pianista y la bruja, de Noa Mora Jiménez, y El paraguas, de Ariana Ortega Vega (estas últimas cuatro obras procedentes de Chiclana)
El otro fallo fallo de la noche fue el del Certamen de Teatro Mínimo Rafael Guerrero, que este año ha llegado a su cuarto de siglo de existencia. El jurado formado por el dramaturgo Antonio Miguel Morales Montoro y los actores y directores teatrales Genís Campillo y Mario Soria tuvo a bien conceder premios a las siguientes obras: Los artistas del futuro , de Rubén Mayo (Madrid); La bibliotecaria , de Susana Lareo Hernández (Puerto del Rosario, Fuerteventura); La reina de los botones , de Marcelo Adrián Miceli (Buenos Aires, Argentina); Thabo, un evangelio (o el derecho a tener prisa) , de Sebastián Moreno Sambruno (Navalcarnero, Madrid); La silla del jefe , de Juan Manuel Brun Murillo (Santander); La visita, de Concha Gómez (Madrid); Luna de propóleo, del autor chiclanero Zúh Malheur; Un muerto de segunda mano , de Manuel Carlos Cid González (Gerena, Sevilla); El robo , de Tono Saló (Barcelona); y Variable , de Antonio Oliveira Pérez (Morales del Vino, Zamora).
La noche acabó con la imposición del Taetrero, la máxima distinción que concede la entidad a quien se haya revelado por su trabajo en defensa del teatro y en la difusión de la labor de la asociación. En este caso el agraciado con el premio fue el dramaturgo César López Llera, tres veces ganador del Rafael Guerrero y de premios de la altura del Tirso de Molina o el Lope de Vega.