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Curiosidades del callejero andaluz: \"Calle Gibraltar Español\", en Almería

El callejero de las capitales andaluzas encierra todo un anecdotario en el que, quizás fruto del deseo, se pueden encontrar entre otras curiosidades una decena de playas en Sevilla o un Gibraltar Español en Almería aunque, por ahora, sean hechos que no van más allá de una placa en una esquina.

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El callejero de las capitales andaluzas encierra todo un anecdotario en el que, quizás fruto del deseo o el anhelo, se pueden encontrar entre otras curiosidades una decena de playas en Sevilla o un Gibraltar Español en Almería aunque, por ahora, sean hechos que no van más allá de una placa en una esquina.

La capital andaluza honra a su litoral más cercano (Huelva, Cádiz y la costa occidental de Málaga) con un entramado de calles en el barrio de la Macarena, en el que sus vecinos son los únicos de la ciudad que pueden presumir de vivir en primera de línea de playa, de Chipiona, Conil, Estepona, Marbella, Mazagón o Matalascañas.

A través de las calles sevillanas se puede pasear por los sentimientos en Amor, Felicidad o Compasión; sonrojarse en la calle Piropo; sentir la calle Mimosa; vivir una Noche de Verano en cualquier época del año mirando de reojo a los Duendes de Sevilla o conocer el Ideal Andaluz.

Especialmente curiosa es la calle "Norabuena lo pariste", que hace referencia al sobrenombre con el que se conoce en Sevilla a la Virgen del Reposo.

En Málaga el doble sentido se debe dejar sólo para el tráfico, ya que algunas calles se prestan a la libre interpretación, como son la Calle Pito, que se refiere a un apellido; el Carril de la Chupa, que hace referencia a una prenda ajustada del siglo XVIII; o la Calle El Conejito de Málaga, que recuerda a un torero.

La capital de la Costa del Sol cuenta además en su callejero con otras curiosidades, como la Calle Cilla, que no corresponde a una vía estrecha sino a un almacén de grano; la Calle Nicasio Calle, que no es capicúa sino el nombre de un diputado provincial que vivió en ella; o Calle Cuevas de Menga, donde en lugar de cuevas hay chalés.

En Granada, algunas calles, aunque solo sea por su nombre, incitan a pasear por ellas, como "Moral Alta", en el barrio del Realejo, antigua judería de la ciudad, a lo que se suma la desconcertante nomenclatura de otras como "Niños luchando".

Aunque es difícil conocer el origen de tan extraño nombre, la leyenda lo sitúa en el inocente juego de dos niños que, en el fragor de la pelea, tiraron el viejo tabique de la habitación en la que estaban y de los ladrillos empezaron a salir doblones. Fue tal la alegría del padre que supuestamente colocó en la fachada de la casa una placa con los niños luchando, de la que tomó nombre la calle.

El anecdotario da para más: Sin explicación aparente, una calle denominada "Sarabia" en una de sus esquinas pasa a llamarse "Saravia", esta vez con 'v', en el rotulado de enfrente, lo que puede deberse, se entiende, a un error ortográfico.

La céntrica calle Recogidas recuerda la historia del edificio de Santa María Egipciaca o de las Recogidas, fundado en el siglo XVI para 'recoger' y encarcelar a mujeres de mala vida.

Un paseo por Córdoba te puede llevar a la enigmática Calle Tras la Puerta, en la que no se sabe quién aguarda detrás de esa cancela imaginaria, porque no hay más puertas que las de los edificios; por la calle Niño Perdido; o por las vías de Quitapesares y Abrazamozas, que en alguna ocasión pueden ser sinónimos.

El dicho recuerda que "el mundo es un pañuelo", pero en esta ocasión lo es la cordobesa Calle del Pañuelo, conocida así porque es tan estrecha que de pared a pared la distancia es la de un pañuelo abierto, apenas medio metro.

La lealtad de un perro, Canelo, a su dueño, se ganó dar nombre a una calle en la capital de Cádiz, ya que fueron doce años los que le estuvo esperando a las puertas del hospital en el que había fallecido y al que solía acompañarle una vez por semana.

Amor y contrabando es el extraño cóctel del "Callejón del Duende", la calle más estrecha de Cádiz, que debe su nombre a un famoso contrabandista que la frecuentaba, pero que, según la leyenda, también fue escenario de los encuentros entre un capitán francés y una bella gaditana, que fueron descubiertos y sentenciados. Cada 1 de noviembre se ponen velas rojas en él porque los vecinos dicen que ven siluetas de dos enamorados abrazados.

Almería tiene un "Gibraltar español"

En Almería, además de un Gibraltar español, se puede encontrar Buen Amigo o pasear a la hora del almuerzo por la avenida Cerrillo del Hambre, a la que se puede dar solución en las calles Jibia, Merluza o Coquina.

En la capital de Huelva, especial particularidad tiene la calle Sevilla ya que, fruto, quizás, de la relación tan "especial" de sus ciudadanos, queda relegada a un tramo de no más de veinte metros, en la que sólo se encuentra la fachada de un edificio y una gasolinera.

La ciudad onubense cuenta con una barriada dedicada a la Navidad (Pastores, Rey Gaspar, Rey Melchor, Rey Baltasar, etc.), un lugar que, lejos de encarnar los valores de esta mágina época del año, es uno de los principales puntos de venta de droga al menudeo.

El callejero de Jaén reta al paseante en la Calle Salsipuedes y deja lugar a la imaginación en sus calles Salido, Reventón, Picadero o Zumbajarros, aunque siempre hay lugar para el descanso en el Camino de Las Cabezadas. 

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