El nuevo presidente de la Asociación Chiclanera de Hostelería, Francisco Vela Cerrato más conocido como Paco Cachito, ha sido elegido por unanimidad y su primera medida quiere estar relacionada con la potenciación del Centro Comercial Abierto. Vela cree en la federación entre comerciantes, hosteleros y empresarios, y aboga por la formación para los trabajadores del sector para elevar la calidad del servicio.
—Ha sido elegido presidente por unanimidad de la asamblea, lo cual supongo que es un plus de gratificación.
—Así es. Todo ha sido porque no tenían a quién poner de presidente. Yo estoy ahora más tranquilo, mi restaurante lo lleva mi hija, y les dije que bueno voy a echaros un cable, y me presenté.
—¿Hubo muchos problemas para formar la lista de la junta directiva?
—No, no, porque yo antes de presentarme dije que quería como vicepresidente a Diego Cabeza, como secretario general a Vittorio Canu y que de tesorero siguiera Juan Romero. Además, en la nueva junta han entrado como vocales cuatro o cinco que estaban en la anterior. No ha habido ningún problema.
—¿Representa la asociación realmente a la hostelería chiclanera?
—A la mayoría sí, claro. Hay algunos comercios del sector que no están apuntados y otros que se han dado de baja por circunstancias de la crisis, pero la mayoría estamos asociados. Somos unos 150 socios entre restaurantes, bares, tabernas y mesones. Lo que pasa es que la cosa esta muy triste, la crisis que tenemos es muy gorda y algunos no pueden seguir, aunque nuestra cuota es muy baja. Intentaré ahora captar más socios para la asociación.
—Precisamente los tres nuevos presidentes de asociaciones de comerciantes como Adeco, Acomer y ahora hostelería coinciden en que la crisis está afectando mucho al consumo y se hace poco negocio.
—Claro. Mi restaurante está en una zona turística y aquello se ha quedado muerto. De doce hoteles hay tres abiertos y están a nada y menos, al mínimo. Se ha perdido la construcción aquí en Chiclana y perderse ha sido un hachazo gordo, porque ese era el motor de Chiclana. Al no haber construcción no hay todos los gremios que mueve este sector. Aquí, en esta zona, ha sido peor que en otros sitios.
—Y supongo que los restaurantes y bares, lugares de ocio, lo notan más.
—Está claro que nuestros negocios lo notan más. Antes se iba muy alegremente, venga vamos a ir a cenar, vamos a ir a comer… Yo he tenido unos años muy buenos durante el tiempo de construcción del Novo Sancti Petri; venían los peritos, los arquitectos, los que venían a comprar las casas, había mucho movimiento. Pero ahora cuesta aquello un dinero abrirlo.
—¿Y cómo se subsiste?
—Lo que se hace en verano sirve para pasar el invierno, y va a faltar, porque, por ejemplo, yo tengo un personal de muchos años y no me gusta cerrar en invierno. Si cerramos todos, entonces sí que se notará la crisis.
—¿Cuáles van a ser las primeras medidas como presidente?
—Lo primero es potenciar y llevar arriba al Centro Comercial Abierto.
—En este aspecto se habla de una federación con los comerciantes y los empresarios para buscar ayudas, ¿cómo está esta posibilidad?
—La idea es estupenda y lucharemos por que esto se haga. Es un beneficio para el pueblo y para el centro, que está muy apagadito. Tenemos que subir para arriba al centro de Chiclana.
—¿Cree que la federación se podría extender a toda la ciudad?
—No creo que sea posible, ojalá. Será para el centro y el casco antiguo, pero si logramos llevarla a otras zonas, mucho mejor. Se hará todo lo que se pueda y se hablará con quien sea.
—El alcalde y usted se conocen desde hace tiempo.
—Enfrente del Cachito viejo, que estaba en la Alameda del Río, vivía el padre del alcalde. A ese niño lo veo desde que tenía cinco o seis años. Se crió conmigo como si fuéramos hermanos. Las relaciones, de momento, están bien porque somos amigos de toda la vida, pero yo tengo que ser neutral, me lo exige el cargo.
—Chiclana es una ciudad turística…
—Tenemos la playa de La Barrosa y la zona del Novo que es la mejor de España, con unos hoteles que no pueden ser mejores. Los conozco bien, porque yo fui el primer restaurador que montó en el Novo, en la crisis del 92. Me decían que estaba loco.
—Los hoteles son de alta calidad, pero ¿los establecimientos de hostelería de Chiclana también lo son?
—No. Les falta un punto para estar a ese nivel. Lo estuvimos hablando el alcalde y yo durante la cena de comerciantes y hosteleros. Lo que es el servicio necesita más formación. Hay que dar un cambio para que el turista que llegue vea que en Chiclana el servicio es bueno, que hay profesionales en los restaurantes, profesionales de categoría. Este sería el principal problema actual de la hostelería de Chiclana, la falta de profesionalidad. Hay que buscar cursos rápidos y sencillos. Por tirar un plato en la mesa no se es camarero. Con la crisis cualquiera se mete a camarero, pero no todos son profesionales. Hay que aprender, aunque sea un curso de una semana, pero que al servir una mesa se sepa al menos por dónde entrar. Hay que estar preparados para prestar un buen servicio.