Medio siglo de idas y venidas, de unir Cádiz con Puerto Real y abrir sus brazos sobre la Bahía. El puente José León de Carranza cumple este lunes 50 años. Con sus 1400 metros ha facilitado el acceso a la ciudad, ha sido testigo de viajeros y trabajadores, aliado en las movilizaciones de los empleados de Astilleros cada vez que han luchado por sus derechos.
Como suele ocurrer en Cádiz con las obras, el puente Carranza se hizo esperar. La Catedral tardó más de 100 años en construirse, el Gran Teatro Falla más de 25, incluso para el soterramiento de las vías del tren tuvieron que pasar décadas desde que se ideara hasta que se llevara a cabo.
Aunque las obras del puente comenzaron en noviembre de 1966, el proyecto empezó a fraguarse a finales de los años 20 del siglo XX. Fue con Ramón de Carranza como alcalde de la ciudad, cuando Eduardo Torroja diseñó un proyecto para el futuro puente, con bases en el castillo de San Lorenzo del Puntal, en Cádiz, y la isla del Trocadero, en Puerto Real. Esta primera estructura que tenía un coste de unas 12.700.000 pesetas.
Tras este primer proyecto fallido, será su hijo, José León de Carranza quien, a lo largo de su alcaldía, consiga al final llevar a cabo su construcción. Otro ingeniero, Antonio Durán, ideó un nuevo proyecto a finales de los años 40, aunque en 1950 Torroja lo retoma.
Finalmente, cuarenta años más tarde ,el 28 de octubre de 1969, el proyecto vio la luz teniendo un coste total de 680.463.210,45 pesetas. Sin embargo, como a pesar de la inversión no estaba terminado, el Ayuntamiento se ve obligado a buscar fondos más allá de las entidades bancarias. La solución resulta la instauración de un peaje para su uso que estuvo vigente hasta el año 1982. Por aquel entonces el precio era de 35 pesetas para coches y 10 pesetas para motos.
Aunque a la vista se haya quedado pequeño frente al vasto puente de La Pepa, el Carranza sigue siendo uno de los proyectos que más han dinamizado la ciudad de Cádiz en el último siglo.