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Segunda Aguada viaja en el tiempo

La entidad vecinal de Cádiz ha montado una exposición en el Baluarte de Candelaria hasta el próximo 4 de marzo

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Que en la calle Medina Sidonia uno podía bañarse en 1940, que la fábrica de Ford estuvo en Cádiz durante dos años, o que el centro de Tartessos es el edificio civil más antiguo de Extramuros son algunas de las curiosidades que se pueden contemplar o aprender en el Baluarte de la Candelaria. De la mano de la asociación de vecinos  de Segunda Aguada, que con un considerable esfuerzo, y con motivo del décimo aniversario de la entidad, se ha puesto en marcha una exposición en el Baluarte de Candelaria. Hasta el 4 de marzo tendrán los residentes en este barrio, gaditanos y foráneos en general para visitar las casamatas que recogen algunas de las muestras históricas y artísticas relacionadas con el barrio.

Con un interés meramente formativo, “para dar a conocer nuestro barrio”. Con esa premisa se ponía en marcha esta iniciativa donde hay desde información sobre los restos arqueológicos hallados en Segunda Aguada, pasando por el papel de los perejiles y los lechuguinos, hasta poder disfrutar de maquetas de barco de César Toledano, que las hace desde plano.

Antonio Peinado, presidente de la asociación vecinal explicaba que “un barrio sin historia es un barrio muerto. Tenemos que tratar de que los vecinos se identifiquen con la historia de su barrio”.

Exposición en el Baluarte de Candelaria.

Segunda Aguada es un barrio de Cádiz que data del siglo VI antes de Cristo y el II  después de Cristo, es decir, entre las épocas fenicia arcaica y romana republicana. Un dato que se pudo constatar tras las excavaciones realizadas en el solar de las antiguas bodegas Abarzuza, en la avenida de Portugal, donde se localizaron 129 complejos estructurales funerarios.

Durante la visita pueden contemplarse murales cedidos por el Museo Provincial, con textos elaborados por el propio equipo de arqueólogos que trabajó en las excavaciones. Desde habitáculos con restos de ánforas, hasta pozos con vasijas y huesos pertenecientes a perros, conchas de moluscos, así como ungüentarios para perfumes y adornos como pulseras y amuletos. Como curiosidad también se puede ver cómo se localizaron unos grilletes en los pies de uno de los enterramientos, que podría tratarse de una esclava.

El barrio tuvo su relevancia durante el siglo XVIII, donde la batería de Segunda Aguada, junto con la del romano y la Primera Aguada sirvieron para defender Cádiz del pirateo anglo-holandés.  También tuvo su importancia el hospital de Segunda Aguada entre 1793 y 1854 durante la gran epidemia de fiebre amarilla o vómito negro, la batalla de Trafalgar o la presencia del cólera.

Peinado explicó cómo existe un homenaje a los hombres de Segunda Aguada, los artilleros voluntarios de Extramuros, los que denominaron lechuguinos y perejiles, que “fueron muy poco valorados en 2012” y que fue a través de José Manuel Hesle y el propio Peinado como se les “sacó a pasear por Cádiz y le pudimos dar la importancia histórica que se merecen”.

Exposición en el Baluarte de Candelaria.

La industria en Segunda Aguada durante el siglo XIX con empresas bodegueras, tonelerías o la fábrica de gas es de reseñar. Se levantó un embarcadero de 90.000 metros cuadrados para el almacenaje de las maderas de construcción importadas del Norte de Europa y las bodegas de vino fino. Fotos de la plantilla de las Bodegas Gómez en 1950, o los toneles apilados en 1970, son algunas de las curiosidades históricas que pueden disfrutarse. La Ford permaneció durante dos años en Segunda Aguada hasta que en 1922 decidió cerrar para trasladarse a Barcelona. Su implantación supuso beneficio tanto para la ciudad como para “el tesoro público”.

Además del propio patrimonio artístico de la asociación con obras de Manolo Torres, Tony Carbonell o Lucía Peinado, están las maquetas de Pepe Fernández Jurado con el Ayuntamiento, la Catedral o el Teatro Falla; así como la cerámica de Vicente Rueda, el barro de Andrés Gómez o las pinturas al óleo de José María Álvarez.

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