La italiana Eluana Englaro, de 38 años, en estado vegetativo desde hacía 17, murió minutos antes de las 20,00 horas (19,00 GMT), en la casa de reposo de La Quiete.
La italiana Eluana Englaro, de 38 años, en estado vegetativo desde hacía 17, murió minutos antes de las 20,00 horas (19,00 GMT), en la casa de reposo de La Quiete.
A esa misma hora, el Senado debatía un proyecto de ley con el que el gobierno pretendía evitar que se le suspendiera la nutrición e hidratación que aún la mantenía con vida.
“Solo quiero estar solo” dijo Giuseppe Englaro, padre de Eluana tras ser informado de la muerte de su hija por el anestesista Amato de Monte, encargado del equipo de voluntarios que llevó el caso hasta sus últimos momentos.
Cuando el Senado italiano debatía por la tarde el proyecto de ley para impedir la muerte de Eluana y defendido por el gobierno de Silvio Berlusconi, el presidente de la Cámara, Renato Schifani, fue informado del desenlace y tras comunicarlo a los senadores, todos ellos puestos en pie guardaron un minuto de silencio.
Schifani expresó después su solidaridad y cercanía con el padre, Giuseppe Englaro y dijo que “este es un momento de reflexión en el que todos, comenzando por los políticos, deben reflexionar sobre el derecho de la vida y la muerte”. No obstante, el vicepresidente del grupo conservador en el Senado, Caetano Quagriello, tomó el micrófono y sentenció: “Eluana no ha muerto, sino que ha sido asesinada”.
Ana Finnochiaro, portavoz del Partido Demócrata, le reprochó que continuaban “haciendo el enésimo acto de carroña política sobre la muerte de Eluana”.
También, la Cámara de Diputados guardó un minuto de silencio por la muerte de Eluana que ayer cumplía el tercer día sin alimentos ni hidratación tras haber sido autorizada esta medida por el Tribunal Supremo.
Eluana había sido trasladada a la clínica de La Quiete el pasado 2 de febrero desde el hospital de Lecco donde había permanecido con anterioridad.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, dijo ayer que su muerte deja una “sombra de tristeza” y debe ser para todos “un motivo de reflexión”, mientras el cardenal Javier Lozano Barragán pedía que “el Señor la acoja en su seno y perdone a quien se le ha llevado de este mundo”.
El primer ministro Silvio Berlusconi expresó su profundo pesar por la muerte de Eluana aunque “lamentó de que la acción del Gobierno no haya sido suficiente para salvarle la vida”.
También el ministro de Sanidad, Maurizio Sacconi, tras expresar su solidaridad con el padre, instó al Senado a que apruebe el proyecto de ley “para que el sacrificio de Eluana no sea inútil”.
“Silencio y participación en el dolor familiar” pidió el Presidente de la República, Giorgio Napolitano, que respaldó la decisión del Supremo al negarse a firmar el decreto del Gobierno para impedir la muerte de Eluana.
Napolitano insistió ayer en que “ante el epílogo de un largo y trágico hecho, el silencio debe de dejar paso a una profunda participación en el dolor de la familia”.
El neurólogo de la Universidad de Udine, Gianluigi Gigli, ha pedido que se efectúe “inmediatamente análisis toxicológicos y la autopsia judicial para conocer la verdadera causa de la muerte repentina de Eluana”.
Gigli ha solicitado también la confiscación del historial médico de la joven, porque “este final repentino, cuando esta mañana los expertos habían definido que el estado de la mujer era estacionario, nos deja perplejos”.
En el mismo sentido se expresó el portavoz de los senadores conservadores, Maurizio Gasparri, para quien se trata de “una eutanasia” y es necesario conocer lo sucedido en la casa de reposo de La Quiete de Udine.
Fuentes sanitarias aseguran que la joven se sintió mal de forma repentina y su neurólogo Carlo Alberto Defanti aseguró que “ha tenido una crisis respiratoria imprevista cuya naturaleza será desvelada por la autopsia que ya ha sido programada”.
“Eluana ha comenzado a respirar mal, de manera inconexa hasta que ha dejado de hacerlo”, explicó el neurólogo. Defanti aseguró en declaraciones publicadas por el Corriere della Sera que Eluana se encontraba en “estado físico óptimo” y que “durante la primera semana sin alimentación ni hidratación no debería correr grandes riesgos”.
Con la muerte de Eluana termina una larga batalla judicial que llevaba a cabo su padre desde que la joven sufriera aquel accidente de tráfico, el 18 de mayo de 1992 cuando regresaba de una fiesta y que la dejó durante diecisiete años en estado vegetativo.