El estudio se ha realizado en 374 pacientes que sufrieron un ataque al corazón o un episodio coronario grave halló que quienes tenían una presión normal y bebían uno o dos cafés al día eran un 88 por ciento menos propensos que quienes no lo tomaban a contraer una dolencia en la que el corazón deja de bombear sangre correctamente.
El hallazgo es "algo sorprendente", dado que el café fuerte puede generar palpitaciones y subraya la compleja naturaleza del efecto de esta sustancia en el cuerpo, ha explicado Christina-Maria Kastorini, investigadora.
La llamada disfunción sistólica ventricular izquierda (LVSD, por su sigla en inglés) es un precursor común del fallo cardíaco.
El efecto protector, sin embargo, no se apreció en pacientes con elevada presión sanguínea, ya que la ingesta de café está asociada con un incremento de la probabilidad de desarrollar LVSD.
"El café contiene varios componentes biológicamente activos, que pueden tener tanto efectos benéficos como dañinos sobre el sistema cardiovascular", ha señalado Kastorini.
Además, "es una fuente rica en antioxidantes y ácido clorogénico, que se cree que son elementos protectores, pero en personas con hipertensión, su efecto negativo sobre la presión parece eliminar ese beneficio", ha explicado.