Polideportivo

Publicado: 06/12/2023
No saben aún lo importante que es que exista un equipo femenino pero sobre todo, no saben lo orgullosa que estamos todas las que jugábamos a escondidas...
Estoy segura que si preguntamos a cualquier barbateñ@ por el lugar en el que pasó la gran mayoría de su infancia o adolescencia coindicaríamos en que  la pasamos entre el parque infanta Elena y el polideportivo. El Parque  lo voy a dejar a un lado a pesar de pasarme los domingos dando de comer a los patos mientras los columpios crujían al ritmo del balanceo de mi hermano; y ahora, tras casi una década ahí sigue, en ruinas mientras tiran el dinero público en obras que ni nuestros gobernantes saben para qué servirán. ¡Ay! Que me enredo y mis ojos hacen chiribitas tras los recuerdos. Voy a parar y sigo.

Aquí estoy de nuevo, dejo mis recuerdos entre patos para escribir sobre nuestro polideportivo. Nunca  he cumplido el estereotipo de niña común, sigo sin hacerlo y orgullosa de ello. Siempre me pasé mi infancia y adolescencia entre niños y pelotas mientras me escondía de mi madre para poder jugar al fútbol. También me escondía de mi hermano para que no me dijese machorra y fíjate ahora, quién le iba a decir que iría a ver a mi sobrina jugar al fútbol. Que dicho sea de paso, gracias a todas aquellas personas que llevan el equipo femenino de fútbol. No saben aún lo importante que es que exista un equipo femenino pero sobre todo, no saben lo orgullosa que estamos todas las que jugábamos a escondidas entre pinos y porterías.

Nada, que sigo liándome. No tengo remedio. Si me gusta charlar, no os imagináis escribir.

A lo que iba, maldigo mil e infinitas veces a todos los ineptos e ineptas que han pasado por ese excelentísimo Ayuntamiento y también, a todas aquellas personas que no siendo conceja@s siempre intentan sacar tajada de aquello que siempre nos ha pertenecido a todo el pueblo barbateño. BARBATE, en mayúsculas.

A ningun@ le ha importado el polideportivo. Todos han pasado de largo tapando los boquetes exactamente igual que la pista en la que tod@s nos hemos ‘zollao’ las rodillas mientras solo veíamos al ‘Cai’ en el lateral del campo. La diferencia es que esa  pista está cerrada y ell@s siguen chupando del bote y no veas la cantidad de miles de euros que ganan. ¡Verás la paga doble para un ayuntamiento en ruinas!

Aún recuerdo como en cada entrenamiento de balonmano debíamos irnos antes si llovía para poder secar la pista con las mopas. Y ahí siguen 20 años después. Mopas pa´rriba, mopaspa´bajo porque ya el techo se arreglará de gracia divina. Pero ahí sigue el club balonmano, al pie del cañón llevando el nombre de Barbate por cada rincón mientras, sentirán vergüenza ajena cada vez que deban dar explicaciones de unas instalaciones tercemundistas. Sin agua caliente, con una pista de vergüenza y con vestuarios que dejan a la altura del betún nuestro nombre.

Del campo del Barbate ¿qué digo chiquillo?, Me faltan páginas.

Miro atrás y veo como mis hijos no disfrutarán aquello que yo sí hice cada día con mi padre. Ellos solo verán dejadez y abandono. Sufrirán la codicia de los sueldos. La desfachatez de la mentira. Pero tranquilos. Pronto vienen los turistas y el Cabo de Plata que parece ser que es lo único que debe esperar el barbateño. ¡Seguid así! ¡Ni un paso atrás porque dar más, es complicado! 

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