Hay una canaria muerta en la ventana. No sé cuántos tiempo llevará ahí porque llevo unos días sin regar las plantas. Me poseía ese deseo absurdo de que todo se parara. Reducí la actividad y los pensamientos al mínimo en una fantasía loca de ralentizarlo todo. Pero nada me espera, todo avanza, como la sed de las aspidistras.
La canaria no sabía nada de esto. Se escapó de su jaula en un doble descuido, el del dueño y el de ella misma que no sabía que su vida se hacía entre barrotes. Había cornisas altas, árboles y cables de la luz, pero todo eso escapaba a su universo, que era pequeño y conocido como el mío.
No conocía el camino de regreso. No es extraño, hay caminos sólo de ida. Debe haberlo tenido en cuenta el vicepresidente Iglesias, al iniciar su aventura por la Comunidad de Madrid. Apostarlo todo a una carta tiene sus riesgos, bien lo sabe Albert Rivera que ofreció su apoyo en las comunidades autónomas para reservarse el acceso a la presidencia del gobierno. Un paso en falso que lo dejó fuera, nadie esperaba una carrera tan corta para un líder de un partido joven.
Ahora Pablo le imita, suelta amarras para competir con Ayuso en un feudo tradicionalmente de Derechas. Lo hace porque el 11 M es hijo de Madrid, porque también lo es Podemos, se ampara en las raíces.
No sabemos si será alto su vuelo. En principio ha dejado sorprendido a Pedro Sánchez que seguro no se lo esperaba. Tampoco esperaba Mónica García que después del trabajo realizado enfrente de Ayuso, Iglesias pretendiera que le cediera el sitio como candidata. Mónica García no ha dejado ni un día de regar las plantas, tiene abonado su propio jardín y piensa que ya está bien de llevarse el trabajo duro para cederle su puesto a un hombre por mucho que éste sea Pablo Iglesias.
No dejo de sorprenderme de que Pablo, haya pensado que Más Madrid salga de Podemos para luego formar una coalición. Todo ha sido tan espontáneo, tan rápido, tan de golpe de mano que el vicepresidente ha creído que podía dirigir el baile sin que hayan mediado conversaciones con anterioridad.
Me alegro que al frente de Podemos quede una mujer, Yolanda Díaz, que ha demostrado ya su valía como ministra de Trabajo.
Y de verás espero que no se lo coma el gato porque no pueda volver.