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Arcos

Por la Virgen de la Salud

La exaltación de José Carlos Navas anuncia la festividad de la Virgen y deja entrever su gran cariño mariano

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VIII Pregón de la Virgen d ela Salud de Jédula.

VIII Pregón de la Virgen d ela Salud de Jédula.

En la procesión de la Virgen.

En la procesión de la Virgen.

El conocido cofrade José Carlos Navas Collantes volvió a pregonar en su ciudad natal de Arcos, en esta ocasión con motivo de la festividad de la Virgen de la Salud de Jédula. La parroquia San Isidro Labrador se vistió de gala para acoger el octavo pregón a María Santísima. La Virgen de la Salud permaneció en el centro de las oraciones y de las reflexiones lanzadas por un joven hombre con gran experiencia en estos menesteres.

Navas dejó entrever su corazón mariano y su especial cariño a la Virgen María, y enalteció su valor religioso en el contexto cristiano de Arcos y, en este caso, de Jédula, donde se le profesa una gran admiración. “Vuelvo a Ti, a la que nos ampara y vela en nuestros días. Contigo construimos nuestra historia. Vuelvo a Ti embriagado de frescos nardos perfumados; hacen a nuestro ser tener presente a nuestras abuelas y madres. Vuelvo a Ti confundiendo la escasa brisa de esa calurosa tarde con tu nacarada blanca carita. Vuelvo a Ti porque sin tu luz nada tiene sentido, este mundo estaría vacío. Tú nos das la fuerza y ganas de vivir, por eso vuelvo a Ti. Vuelvo a Ti porque jamás se podrá igualar el desvelo de una Madre por su pueblo”.

Su oración pregonera se hizo poema: “Siempre volveré a Ti/ Virgen Santa de las Nieves,/ estrella del alma mía,/ cautivadora de mi corazón,/ blancura de este rincón./ Hoy vengo a Ti./ Y de repente un día,/ quiso Dios obrar/ para con sus hijos de Jédula/ y acercarles un manantial/ de amor, esperanza y felicidad./ Y las nubes emprendieron camino/  con blancas alas,/ y su Espíritu acampó aquí/ como una rosa temprana,/ fuente de consuelo/ cual Paloma Blanca”.
El pregonero continuó lanzando piropos a María: “Santa María, en la Plazoleta de las Aguas,/  Madre virginal, ante a la que al pasar/ todos se santiguan./ En el Barrio Bajo/ Fuensanta celestial/ y Nuestra Señora de la Caridad./ Santa María: en la Corredera/ auxilio que calma/ en el duro caminar,/ y en San Juan de Dios/ milagrosa maternidad./ Santa María: puerta del cielo,/  en Sevilla/ sentido de amor y/ Amparo en mi desvelo./ Santa María: en San Pedro/ Nuestra Señora de la Peña,/ Rosario Materno/ pura, sencilla/ y Divina Pastora/ para un rebaño eterno”.

En un momento dado, el pregonero admitió el encargo y lo devolvió con agradecimiento: “Gracias por acercarme a la Virgen Santísima de la Salud. Es un gozo para el alma estar aquí y expresar los sentimientos que ocurren en el interior para un enamorado absolutamente de nuestra Madre del Cielo, la Madre de Dios. Gracias por haber estado ahí como Hermano Mayor y amigo, por tu forma de hacer las cosas, por tu generosidad y compromiso infinito con este pueblo, sus vecinos y esta querida Parroquia de San Isidro Labrador. Doy gracias a Dios por nuestra sincera amistad”. Así se refirió a su amistad con el hermano mayor de la Salud.

José Carlos Navas recurrió al Evangelio: “Me parece importante tomar esta reseña alegórica que presenta San Pablo en su primera carta a los Corintios: Hay muchos miembros, pero un solo cuerpo. El ojo no puede decir a la mano: ¡No te necesito !, ni la cabeza a los pies: ¡No te necesito! Más aún, los miembros aparentemente más débiles son los más necesarios, si una persona sufre, con él deben sufrir todos sus miembros; si un miembro recibe una atención especial, todos los miembros se alegran”.

Para finalizar, de nuevo recurrió al verso: “Entre nardos te elevas/  en Septiembre,/ protege siempre a tu Jédula/ a la que Tú escogiste,/ llenando sus vidas/ de Amor y Esperanza./ Virgen de la Salud/ los vecinos de tu humilde pueblo,/ tan preciosa Madre quisieron tener./   Tú ya en sus corazones,/ Tú ya sembraste la semilla/ que en sus vidas lograste/ para la eternidad florecer”.

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