Espadas aboga por “huir de debates estériles” sobre rutas aéreas entre Sevilla e Iberoamérica, que tanto ha molestado a su colega malagueño, y ha subrayado que “somos (Andalucía) una potencia turística y tenemos productos diferentes y complementarios como pueden ser el sol y la playa de Málaga y la oferta más patrimonial y cultura de Sevilla”. No se trata de un debate estéril. Justamente esos debates y polémicas constituyen desde hace años la estrategia de la capital malagueña, en una mezcla de agresividad y victimismo, para amilanar al resto de ciudades y más aún a la Junta y obtener ventajas en forma de inversiones. Siempre ha confiado es que la reacción de los demás será la misma que la de Espadas: rehuir el enfrentamiento y practicar una política de apaciguamiento .
Un analista político malagueño contó hace unos días cómo desde su ciudad se reconocía la rentabilidad que le suponía generar conflictos, para marcar territorio y obtener contrapartidas. Por eso, para Málaga fue natural que el entonces consejero de Turismo, Javier Fernández, se reuniera con la compañía Delta para acciones conjuntas de marketing que potenciaran el vuelo Málaga-Nueva York, pero amenaza ante la mera posibilidad de que la Junta se mueva en pro de vuelos entre Sevilla e Iberoamérica. Y es que mientras Espadas habla en términos de complementariedad, De la Torre piensa en clave de subsidiariedad.