El tiempo en: Chiclana
Martes 16/04/2024  

Matrícula de deshonor

No respeto tu opinión

Pues no, no me da la gana de respetar todas las ideas. Es imposible respetar a quienes atentan contra los derechos...

Publicado: 25/03/2019 ·
13:18
· Actualizado: 04/05/2021 · 18:23
Publicidad Ai Publicidad Ai
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

VISITAR BLOG

Pues no, no me da la gana respetar todas las ideas, ni siquiera respetar a todo aquel que, en apariencia, lleva esta frase por bandera para justificar ciertos argumentos que están fuera de los patrones de conductas “tan respetuosos”. Es imposible respetar a quienes atentan contra los derechos que tanto nos han costado conseguir. En estos últimos años, tanto “Respeto tu opinión, pero no la comparto” nos está debilitando. Yo no puedo respetar opiniones que se alejan de los derechos fundamentales.

Es imposible que yo respete comentarios que fomenten el racismo o el maltrato, es más, estos deben ser combatidos con otros, con argumentos contundentes abiertos y sin temor a ser juzgados por ello. Yo defiendo la pluralidad y me niego a entrar en esa cobardía moral de respetar a la ligera cualquier barbaridad -siempre desde unas normas cívicas, claro está-. No seré yo quien calle ante determinados atentados morales, por el simple hecho de quedar bien ante “las gradas”.

Las ideas, comentarios, opiniones, etc., nos definen, nos diferencian, se sustentan en valores personales y nos hacen ser como somos y no retrocederé ni un ápice, ni me amedrentaré ante discursos directivos, sin pudor alguno y carentes de formas, con contenidos populistas o que mendigan el voto ante sentimientos de pertenencias confusos y rancios. No prostituiré mi dignidad, me niego a danzar alrededor de tanta ineptitud absurda rebosante de tacto y excesiva diplomacia y cautela. Y digo más, no sólo no me da la gana de respetar comentarios y opiniones, además es una responsabilidad que tenemos, un deber, un principio básico social que nos hemos ganado a pulso: destrozar cada una de esas estupideces, hacerlas añicos con uñas y dientes, embadurnarlas con brea y plumas y exponerlas como lo estólidas que son. No es admisible andar con contemplaciones, apelando a la tolerancia sobrevalorada en estos tiempos de miseria dialéctica y moral.

Tanta palabrería enfermiza y fanática debe ser lapidada en su justa medida, apelando a esa razón que sólo entienden los que repiten un hecho para convertirlo en su verdad imponiéndola a la mía, en su gran mayoría, escupiendo las sandeces que dicen sin tener ni puñetera idea de lo que escupen, condicionados a su vez por eruditos fanfarrones de varitas mágicas embriagados en sus propios egos. Salgamos a romper las opiniones blindadas con frases marcadas apelando al sobrevalorado respeto, siempre unidireccional, que nos está abocando al fracaso, confundiendo la educación con sumisión o vasallaje que no debemos tolerar, no respetando toda opinión, aunque opine desde el respeto.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN