Miles de sevillanos de avanzada edad y con limitaciones físicas viven como presos en sus pisos porque sus bloques carecen de ascensor
La habitual disparidad estadística, cuando no su falta, impide conocer el número actual de viviendas sin ascensor en Sevilla. Algunas fuentes estiman que son casi 40.000, y otras, que se superan las 60.000, como consecuencia de la construcción desaforada y especulativa de los años del desarrollismo y de la ausencia de normativa al respecto. Decenios después de aquella época, miles de sevillanos de edad avanzada y con limitaciones físicas viven como si fueran presos en sus propias viviendas porque al carecer sus bloques de elevador están imposibilitados de salir a la calle, fundamentalmente en los barrios de la periferia.
El gobierno de Espadas, consciente de esta realidad, viene dotando anualmente en los Presupuestos una partida para la instalación de ascensores en comunidades de vecinos sin recursos y costea hasta el 95% de las obras. Se empezó reservando un millón de euros para este fin y el alcalde ha anunciado su intención de triplicar el dinero para el año próximo. Desearíamos que la cantidad se multiplicara por mucho más que tres, habida cuenta la magnitud de un problema que condiciona la vida de tantos miles de sevillanos pero del que rara vez se habla. Estas son las prioridades que deben ser atendidas desde la política en vez de perdernos en debates estériles sobre estrategias y modelos. No hay mejor modelo de ciudad que la atención a las necesidades reales de sus habitantes.