Érase una vez una calabaza que tuvo descendencia...

Tan sólo una semana después, la calabaza que dio a conocer el bar Las Botas ya tiene competidor. La gran calabaza de cuento de hadas se convierte en la hermana pequeña del nuevo descubrimiento.
A pesar de su peso, unos 45 kilos, el bar Neo situado en la Barca tiene entre otros alimentos, un par de ejemplares de 81 y 85 kilos que han provocado la curiosidad por conocer más de cerca su elaboración.
Salvador Romero, dueño de estas grandezas, confiesa que le gusta experimentar. Su gran laboratorio, en este caso el huerto, se ha convertido para él en el mejor sitio donde realizar diversos experimentos que en ocasiones llegan a ser difíciles de creer, ya que los productos que salen de su propio cultivo son, entre otros, una calabaza de pequeño tamaño con verrugas, además de varios huevos de gallina con un tamaño muy reducido y el sorprendete pepino que se encuentra dentro de una botella. Estos sólo son algunos de los peculiares alimentos que se pueden observar en bar Neo.
Pero la historia de las calabazas va más allá. El dueño este bar regaló una pipa de calabaza y después de un tiempo su destinatario resultó ser el cocinero del bar Las Botas, que tras su cultivo consiguió que su calabaza se convirtiera en noticia.

La coincidencia de parentesco
Sin conocer su procedencia, esta última fue noticia hace unos días por su gran peso en el bar Las Botas, pero lo que su dueño no sabía es que tendría familia en el bar Neo.
La espectación ayer en La Barca por la curiosidad del asunto era tan grande que todos los clientes quedaban asombrados al entrar en el bar.

¿Alguien da más?
Poco a poco está aumentando el tamaño de estas hortalizas, de momento el mayor peso de los obtenidos en Jerez es de unos 85 kilos, pero aún nose sabe si en estos días llegará a otro bar la noticia de un nuevo récord a través del cultivo de alimentos.
Es posible que este cuento de hadas siga teniendo una tercera parte, siempre y cuando cada agricultor utilice su propio secreto.