Volver la vista atrás, sin reescribir tu historia ni hacer examen de conciencia o acto alguno de contrición. Un Sabina ya legendario -leyenda de hombre lobo, de santo beodo, de suicida, de bala perdida…- arrancaba el viernes en casa la gira española de su nuevo disco, “Lo niego todo”. La tierra de uno tira mucho, sobre todo cuando los cumpleaños te aproximan más al desenlace de tu propio monólogo. Y Joaquín, en efecto, pese a las molestias inherentes a la convalecencia de una reciente intervención quirúrgica, respiró aliviado al reencontrarse con la luna llena de Úbeda, licántropo entre licántropos, rodeado de ocho mil incondicionales a los que supieron a poco dos horas y cuarto de concierto. Nostálgico, ojos anegados de ausencias –Gabo, Cohen, Krahe…-, este fulano que nunca se quejó solo por vicio, siempre promete regresar mientras le siga excitando su oficio –Pasado mañana, retorna a Londres, refugio en su exilio de los 70, no a tocar en el metro como antaño sino a pisar las tablas del mítico Royal Albert Hall-.
Susana, a la vuelta del Rocío, remodela su Ejecutivo: el fracaso es huérfano. Cinco consejeros amortizados, achicharrados en algunos casos, salen del Gobierno de la Junta por la puerta de atrás: Aquilino Alonso, Salud; Adelaida de la Calle, Educación; José Sánchez Maldonado, Empleo; Emilio de Llera, Justicia; y Carmen Ortiz, Agricultura. No es que los que salen lo estuviesen haciendo peor que los que se quedan, pero la lideresa andaluza no halló mejor lavado de cara para recomponerse sobre la marcha, renovar el respaldo de Ciudadanos y superar, airosa, el trance de tan dolorosa derrota interna. La veteranía, que era un grado, apuntalada por expertos de perfil tecnócrata, da paso a un quinteto de novedades sin relumbrón cuyo denominador común es la fidelidad a un proyecto político que anda necesitado de rejuvenecimiento y vitalidad. Agricultura, tras el efímero paso de Martín Soler, de 2008 a 2009, vuelve a contar con un consejero almeriense, Rodrigo Sánchez. Con los últimos tiras y aflojas en la compleja negociación de la nueva PAC, que duren tan poco los titulares agrarios del Gobierno andaluz –La jienense Elena Víboras, predecesora de Carmen Ortiz, apenas estuvo dos años- debería hacérselo mirar Susana Díaz. Otro comprovinciano de Alcalá, Felipe López, el único consejero de Jaén, en cambio, se mantiene al frente de Fomento. Pedro Sánchez, entretanto, en las horas previas al 39 Congreso Federal que tendrá lugar este fin de semana, se inclina ahora por la abstención ante las mociones de censura planteadas por Podemos contra el PP tanto en el Congreso como en la Asamblea de Madrid. Sin las ataduras de las cuotas territoriales que luego se volvieron contra él, una leal a carta cabal como la ex ministra Cristina Narbona presidirá el partido. Carta blanca.
Y al tiempo que el Orgullo Gay adquiría por vez primera forma de manifestación lúdica por la calles de Jaén, en vísperas de la fiesta principal/ofrenda floral a la Virgen de la Capilla, Juanma Moreno, el presidente de los populares andaluces, pasando página en el cisma del PP jaenero, reunía/fundía/freía a los ocho presidentes provinciales de su formación en Córdoba. En la foto de familia, Juan Diego Requena aparecía flanqueado por sus homólogos de Cádiz, Antonio Sanz, delegado del Gobierno en Andalucía, y Gabriel Amat, regidor de Roquetas y patriarca del grupo empresarial familiar que habría participado activamente, según algunas informaciones periodísticas que vinculaban la viabilidad de la iniciativa a la buena mano de Amat con el entonces alcalde, Fernández de Moya, en la gestación de la operación del sector urbanístico –SURO 6 del PGOU de Jaén- que acogerá el centro comercial “Jaén Plaza”, promovido por Alvores Desarrollos Inmobiliarios, S.L., sociedad domiciliada en Almería que compró en última instancia los terrenos afectos a Hierros Serrano Gámez. La ‘trazabilidad’ registral de la finca primitiva levantó sospechas, sobre todo, en los impulsores del frustrado centro comercial de Vaciacostales. Los trabajos de desbroce iniciados hace unas semanas en la parcela están prácticamente concluidos. La gran explanada resultante, señalan los detractores, borró del mapa uno de esos cauces públicos de agua –en concreto, un arroyo- que originariamente dieron nombre al paraje de Las Lagunillas. Y si Gabriel Amat, a punto de cumplir 73 años, ojito derecho de Javier Arenas, la excepción que confirma la regla del PP-A en materia de renovación, hubiera siquiera influido en las decisiones urbanísticas de su colega José Enrique, ¿por qué a nadie del sector crítico de Miguel Moreno se le ocurrió escudriñar en las esencias de sus mentores antes de dar por ciertas las diferencias entre galgos y podencos?