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El Loco de la salina

Carta a Alfonso Berraquero

Se ha elegido para ti una calle que destaca por ser muy acogedora, muy humilde y con enorme sabor a tu barrio de la Pastora: la calle Maldonado.

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Querido Alfonso: ante todo espero que te encuentres celestialmente bien y te halles donde has merecido estar desde el fin de tus días, en el más azul y abierto de los cielos. Hoy se ha calmado mi locura al acordarme de ti y me he puesto a escribir estas líneas, porque me acaba de llegar al manicomio la buena noticia de que el Ayuntamiento de La Isla le va a poner tu nombre a una calle.

Siento no ver tu cara al conocer esa noticia, pero me la imagino con una amplia sonrisa, haciendo muecas de extrañeza y preguntándote a ti mismo por qué la gente tiene que organizar estas cosas tan raras. Ya sé que tú eres de natural sencillo, que te resbalan las pompas, que pasas de las vanidades y de las alfombras rojas, pero esta vez tendrás que quitarte el barro de las manos y ponerte de nuevo la ropa de bonito que te pusiste cuando te nombraron Hijo Predilecto de tu pueblo. Y el nombre de un Hijo Predilecto no es cualquier cosa, es un título para una persona muy reconocida y amada por sus paisanos.

Se ha elegido para ti una calle que destaca por ser muy acogedora, muy humilde y con enorme sabor a tu barrio de la Pastora: la calle Maldonado. Quiero que sepas que yo me alegro un montón. Recordaré con alegría tu forma de ser, cada vez que pase por allí, cosa que hago casi todos los días cuando llevo a mi nieta al Colegio. Ayer estaba esa calle como regada, húmeda, radiante, bonita y sentimental. He paseado despacito por ella pensando en ti y en las cosas de la vida y de la muerte.

Tu calle no es una gran avenida de esas que generan mucho ruido, tú no la hubieras querido; tampoco es una plaza, tú siempre preferiste las placillas. Simplemente es una calle cortita y coqueta que no llega a los 200 pasos, recostada precisamente en un lateral de la Placilla, donde está la Escuela Municipal de Danza, y que va desde la calle Escaño hasta darse de frente con la de Mariana de Pineda. También se encuentra en ella la sede de tu Hermandad del Ecce Homo, con la que tan unido viviste, y la Asociación Cultural de Mujeres Pastoreñas “Antonio de Haro”.

Me he interesado por saber la historia de esta calle y, entre otras cosas, me dice José Carlos Fernández Moreno en su libro “Calles de La Isla”, que la calle Maldonado se llamó anteriormente San Onofre, nombre que duró hasta 1874, es decir, que ya íbamos bien despachados de tiempo con el nombre de Maldonado. La verdad es que, con todos mis respetos, aunque yo tengo muy buenos amigos en Salamanca, La Isla ha tenido siempre poco que ver con aquella ciudad y menos con el salmantino Francisco Maldonado, uno de los comuneros de Castilla que, junto con Padilla y Bravo, fue ejecutado el año 1521 por Carlos I por sublevarse contra la corona. Una historia de sables y venganzas que nos queda demasiado lejos y creo que un poco resbaladiza para los que tenemos el alma llena de salinas y esteros. Tu nueva calle romperá los lazos con el nombre anterior y será un lugar bien donado a tu persona, no Mal donado.

Por todo ello, el loco que suscribe está contento de que vayas a recibir ese premio tan formidable de ver tu nombre grabado en el mismo corazón de tu barrio de La Pastora para que te recuerden tus paisanos con el mismo cariño con que este loco te recuerda en estas breves líneas. Ahora esa calle y ese rincón nos evocará siempre tu nombre, tu figura, tu arte y tu forma de encarar la vida. Como decía Gabriel García Márquez, “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”. Un abrazo y enhorabuena.

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