Diane Vreeland, una de las editoras de moda más importantes del siglo XX, solía decir que cuando una mujer entraba en una habitación vestida de Balenciaga, ninguna otra existía. Tal era el talento del diseñador vasco, a quien el Museo municipal de la Moda de París dedica ahora una exposición.
La muestra, que se podrá ver en las instalaciones del Museo Bourdelle, sirve de inicio para la "temporada española" organizada por el Museo municipal de la Moda -más conocido como Palais Galliera- en diversos centros de París.
Tras la de Balenciaga, se realizará una muestra de trajes regionales en la Casa de Víctor Hugo, en junio, y una retrospectiva del genio Mariano Fortuny en octubre, que cerrará en el Galliera esta programación especial.
Además, la Embajada de España en París, festejará esta celebración de la moda española en Francia con la actuación hoy de la bailaora flamenca Angela Españadero.
"Balenciaga, l'oeuvre au noir" (Balenciaga, la obra en negro) se expone desde hoy hasta el próximo 16 de julio en el corazón del barrio de Montparnasse, en las instalaciones del Bourdelle, que recuerda el trabajo del escultor Antoine Bourdelle.
Las creaciones en negro de Cristóbal Balenciaga (Getaria, Guipúzcoa, 1895 - Jávea, Alicante, 1972) se muestran entre las obras del artista francés, para resaltar precisamente el trabajo de un diseñador a la altura del de cualquier escultor o arquitecto, "un alquimista de la costura".
En este año en el que se cumplen 100 años de la apertura de su primera boutique en San Sebastián, París recuerda la figura de un genio de la moda que fue "una leyenda", "un mito y una realidad en el mundo de la Alta Costura" en palabras de Elisabeth Boucheron, del Museo municipal de la Moda.
"Él es el único capaz de cortar una tela, montarla y coserla con sus propias manos", reconocía su contemporánea Coco Chanel, a sabiendas de que la mayoría de diseñadores de la época eran capaces de dibujar pero en ningún caso construir la prenda, como sí hacía el vasco, poseedor de una gran formación como sastre.
"La costura era su religión, tenía una visión muy innovadora y a fuerza de estudiar su trabajo consiguió una concentración extrema y una simplificación de la prenda que, como se ve aquí en algunos modelos, uno tendría ganas de llevar ahora", señala Boucheron.
"Balenciaga, l'oeuvre au noir" presenta 70 piezas del diseñador vasco, procedentes de los archivos del Palais Galliera y de la propia casa Balenciaga, que dan fe de ese meticuloso trabajo inspirado en parte por las raíces del creador, admirador de Zurbarán, Goya y Velázquez, entre otros.
El negro permitía al diseñador centrarse en el corte y los tejidos, aprovechando así los efectos de luces y sombras sobre la prenda, una dualidad "inherente a toda forma de expresión artística en España". Esas raíces se aprecian también en el trabajo con el encaje.
Sin embargo, las creaciones de Balenciaga no buscaban favorecer el cuerpo femenino o seducir a cualquier precio. Es más, en él, la prenda deviene independiente del cuerpo al que viste.
El museo expone desde telas y patrones marcados y manuscritos por el propio diseñador hasta una larga colección de vestidos fechados entre 1938 y 1968, desde que se instaló en París tras huir de la Guerra Civil hasta que cerró la casa y volvió a San Sebastián.
"Como un verdadero artista, tenía la voluntad de no explicarse si no era por su trabajo, para que no lo miraran a él, sino a sus creaciones", añade Boucheron.
El mundo del "prêt-à-porter" no convenía a su trabajo y decidió, simplemente, cerrar y retirarse. Tan solo volvió a aparecer ante la prensa en una ocasión, en 1971, en el funeral de Coco Chanel, antes de su muerte en 1972.
En 1986 Jacques Bogart S.A. se hizo con la marca y la reabrió como firma de "prêt-à-porter".
A día de hoy siguen trabajando exclusivamente esta línea dentro del conglomerado de marcas de lujo Kering y de la mano de Demna Gvasalia, nombrado diseñador internacional de 2016 en los premios británicos de la moda. E