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Un canto a la paz: en memoria de Vicente Oya

UN CANTO A LA PAZ, lo representa el ya Medalla de Oro de la ciudad e hijo Predilecto de Jaén, el ilustre judío jienense Hasday Ibn Shaprut...

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UN CANTO A LA PAZ, lo representa el ya Medalla de Oro de la ciudad e hijo Predilecto de Jaén, el ilustre judío jienense Hasday Ibn Shaprut, genio de la diplomacia, medicina y las letras, ejemplo de tolerancia y convivencia pacífica entre culturas diversas. Eso lo dijo Rafael Cámara, presidente de la asociación Iuventa, en su alegato en pro de Hasday el día que se inaguró su escultura, junto a la calle Rostro en la judería. Y esto es lo que yo quiero expresar hoy, sobre mi querido y respetado amigo Vicente Oya Rodriguez.


Te eché mucho de menos Vicente, tú hubieras abierto el acto hablando de Hasday, como cronista de la ciudad. Te fuistes en silencio, sin hacer ruido, como era tu forma de ser, humilde, sencillo, en tu querido pueblo de Beas de Segura. No me dio tiempo a despedirme de ti y no pude acompañarte en tu último viaje, por eso, hoy, desde Jaén, a la que tanto amabas y desde la que estoy segura que te llegarán todas las noticias a través de Gacelo, tu pajarillo, tu confidente, QUIERO DARTE LAS GRACIAS por haberte conocido, por haber tenido la suerte de compartir muchas charlas contigo que me llenaban de paz y sosiego, al tiempo que me ilustraban con tu maestría.


Cuánto he aprendido de tus diarias Jaencianas en el periódico Ideal. Tú eras un hombre bueno por naturaleza, pero tú y tu fé en Dios te hizo cada día más grande. Tu generosidad y bondad eran infinitas, servías como dice el refrán “tanto para un roto como para un descosío”, para las cosas pequeñas como para las grandes, tu gran humanidad lo abarcaba todo,¿o es que hay alguien, al que tú le hayas negado un prólogo de un libro, una presentación, una corrección o un pregón, por poner algunos ejemplos? ¡Cuánto te vamos a echar de menos todas las cofradías, instituciones, colectivos vecinales y culturales, tus lectores, tus amigos y sobre todo tu dos queridísimas Isabeles, tu mujer y tu hija de las que nunca te separabas. Tu hijo , nuera y tu nieta también, pero ellos tienen toda una vida por delante. Nos has dejado un gran legado, tu palabra en cientos de escritos y tu voz grabada, pero sobre todo nos has dejado el recuerdo de un HOMBRE QUE VIVIÓ PARA HACER EL BIEN, primero en tu familia, con los amigos, en el trabajo, con quienes lo necesitaban y en particular con tus niños/as de Aprompsi. Te gustaba, como a todo ser humano, los halagos y agradecimientos, pero sabías retirarte a tiempo y si alguna vez, recibías un desaire, lo disimulabas sabia y calladamente y siempre has sido politicamente correcto.  Yo espero ver pronto a tu “Gacelo” revoloteando por Jaén, trayendo noticias de tus Retratos al Natural, tus Jaencianas, tus pregones o tus magníficas crónicas del “Más Allá” que nos permitan no olvidarte nunca. Hasta siempre Vicente.

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