Fue una ciudad Siria a orillas del río Orontes, fundada por los seléucidas a finales del siglo IV antes de Jesucristo, y destruida por los persas en el 540, fue dominada por las grandes potencias del Próximo Oriente, durante la Edad Antigua, Egipto, Babilonia, Asiria, Persia y el Imperio de Alejandro el Magno. La dinastía Macedonia de los seléucidas, durante el dominio en Siria, hizo de Antioquia la capital de este imperio, pasó posteriormente Siria a ser dominada por el Imperio romano, bizantino, árabe y egipcio. La segunda guerra mundial deterioró en cierto modo el proceso de independencia del país, iniciado desde 1920. Siria fue reconquistada por las tropas de la Francia libre y por Inglaterra. En 1944 entra en la llamada “Liga árabe”, y en el 1967, Israel ocupó el Golán en el curso de la guerra de los seis días, en 1970, tras la dimisión del general Atassi, un grupo de militares baasutas dirigidos por el general Hafez Assad, se hizo con el poder y ocupó la presidencia de la república, y posteriormente se firmó en Damasco la Constitución de la Federación de repúblicas árabes en la que se integraron Siria, Egipto y Libia. Durante la permanente dominación de Siria por la dinastía seléucida, estuvo sometida Siria a alternativas y sucesivas dominaciones, bizantinos, romanos, árabes etc., siendo la ciudad Siria de Apamea la que más sufrió estas sacudidas de las guerras, con la total destrucción de la misma con todas sus riquezas naturales y culturales. Podemos decir con total afirmación que, Apamea, era una de las ciudades más florecientes de la antigüedad de este destrozado país, que hoy por desgracia está en vigente actualidad, con una guerra que nadie sabe cómo acabará, porque Siria desde que el mundo es mundo, siempre estuvo en permanente estado de guerra. Valga está ligera explicación o prefacio a la obra convertida en poemario con versos libres, dedicada a Apamea, esa capital antigua de Siria, tan próspera como atractiva para todo el mundo, y que se convirtió en el objetivo de lo antinatural del género humano.
Quiero añadir algunos poemas que conforman esta obra literaria mía, el que abre la misma, y que titulo: ÉXODO: “Suena la noche como el galopar de un soplo de vida de un potro/quebrando el silencio de huidas de horizontes/¡Qué amplitud de oquedades de pretéritos!/Resurgir de amapolas en tus cenizas/Apamea, hilera de jazmines y madreselvas en el contenedor de tus murallas helénicas/Se han roto en el pajar las aguas de luz y la quimera/en un trotar de caballos sin dioses ni batallas incruentas/ comprendo el origen de tu raza y también tu universo”.
EL ORONTES: “Me he quedado en el aposento de todas tus doncellas/junto a las aguas veraneantes del Orontes/frente a la historia bisabuélica con las dalias de tus manos/y el fragor de la hiedra extendido/en las sandalias enredados./Es un continuo atentado, Apamea, de almendras amargas y revoletear de pájaros/Te has desprendido de las ninfas/la suavidad de la seda y el topacio/bajo el curso de las aguas de tu rio largo/en un flotar a superficie de pechos sonrosados”.
El ojo de la aguja
Apamea
Durante la permanente dominación de Siria por la dinastía seléucida, estuvo sometida Siria a alternativas y sucesivas dominaciones, bizantinos, romanos, árabes etc., siendo la ciudad Siria de Apamea la que más sufrió estas sacudidas de las guerras
- Juan Bautista Mojarro
- El ojo de la aguja
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