Francisco Javier Cáceres González, más conocido en la localidad como “Javier el Impocible” es el responsable de esta iniciativa local. Javier, a sus 35 años, lleva trabajando en la hostelería 17 años, aunque empezó a “echar una mano” siendo aún un crío. Cuando echa la vista atrás, Javier recuerda su paso por hoteles, la cafetería que tuvo en Lepe, el burguer y los muchos fines de semana que trabajaba tras una barra mientras estudiaba. La novedad para Javier es que éste es el primer negocio de estas características que abre en Gibraleón.
Especialidad
El bar “El Impocible” ofrece una variedad de tapas, raciones y platos combinados a su público. Como no podía ser de otra forma, Viva Gibraleón se interesó por la receta que Javier consideraría “la especialidad de la casa”, éste respondió contundentemente: “ninguna”. Ante la sorpresa que provocó esta inusual respuesta, Javier el Impocible explicaba que no sería capaz de destacar una tapa de las demás, afirma que todas pueden ser la especialidad de la casa. Lo que sí quiso destacar Javier es la variedad de recetas que ofrece, tanto en tapas, como en raciones y platos combinados. Su forma de hacer las cosas le lleva a cambiar constantemente las tapas, alejándose así de la monotonía en la mesa.
Javier dedica los lunes, miércoles y jueves a las tapas, mientras que los viernes, sábados y domingos ofrece las raciones y los platos combinados. Los martes el local permanece cerrado por descanso. El bar “El Impocible” abre a las 9:00 h cada mañana y permanece abierto de forma ininterrumpida hasta pasadas las 00:00 h, así su servicio abarca desde los desayunos hasta la cena, pasando por las “tapitas” al mediodía, los cafés y las copas.
Una forma de ver las cosas
Javier asegura orgulloso que él no pondrá nunca un plato en su bar que a él no le guste. Para él es fundamental que sus clientes tengan la tranquilidad y la confianza de que están consumiendo un producto de calidad. El producto es uno de los pilares sobre los que se apoya este nuevo negocio, el otro pilar es el servicio, su dilatada experiencia en hostelería le ha servido para sabe cómo atender a su clientela. Además, Javier ha querido crear un ambiente familiar y agradable en su local, para ello ha elegido una decoración que para él tiene un significado especial. Para decorar el bar ha empleado materiales y herramientas que utilizaba su abuelo en su trabajo de zapatero, Javier ha restaurado muchas de estas piezas que hoy forman parte de la personalidad de su negocio, también utiliza otros enseres “con historia” para crear un ambiente agradable.
El apodo de “El Impocible” nacía en Gibraleón con el abuelo de Javier, el zapatero, había veces que alguien le llevaba unos zapatos muy deteriorados y -al examinarlos- decía una y otra vez: “esto es impocible, esto es impocible”, refiriéndose a que no se podían arreglar, sin embargo se ponía manos a la obra y no pocas veces se demostraba a sí mismo que no era “impocible”. Ahora que ya ha pasado el frío del invierno, muchos de sus clientes agradecerán la amplia terraza que dispone el bar “El Impocible”, aprovechando el enclave privilegiado que le ofrece la Plaza de la Cruz, la terraza permite sentarse comodamente a pasar un rato agradable.