El abogado y escritor Juan Pedro Cosano ha presentado esta semana en Sevilla su última novela 'Llamé al cielo y no me oyó' (Ediciones Martínez Roca), en la que Pedro de Alemán, el abogado de los pobres de Jerez, afronta un nuevo caso en la España de siglo XVIII, una apasionante investigación en la que la justicia se enfrenta al poder.
En este sentido, y en una entrevista a Europa Press, Cosano explica que en el manuscrito de 'El abogado de pobres', primera entrega de la saga --con la que resultó ganador del Premio Abogados de Novela 2014--, el marqués de Gibalbín, que es el antihéroe de la historia, moría en el epílogo, pero "desde la editorial me dijeron que había que modificar ese final y dejar vivo al personaje, pues tendría que dar más juego en futuras entregas".
"Ante eso, y conociendo la profesionalidad e intuición de mis amigos de Martínez Roca, ¿cómo no volver al siglo XVIII y a las aventuras y peripecias de Pedro de Alemán?", afirma el también autor del poemario 'La noche calma y otros poemas', y de las novelas 'Hispania' y 'Las muertes pequeñas'.
Asimismo, el autor ha afirmado que nada más acabar esta segunda parte comenzó con la tercera entrega y, de hecho, "tengo ya algunos capítulos escritos", señala. Sin embargo, "se ha interpuesto un nuevo proyecto editorial que me tiene obsesionado y que espero vea la luz en los próximos meses", aunque "después volveré con Pedro de Alemán", porque "tengo la cabeza llena de nuevos casos, de nuevos juicios, de nuevas aventuras", asegura.
Cuestionado sobre cuánto hay del autor en el protagonista, Cosano responde que "nada" y que solo está "la forma de afrontar los juicios: la manera de interrogar, de comportarse en la sala, de informar". "Pedro Alemán es un abogado de más miras que yo", manifiesta.
Además, y aunque esta historia está ambientada hace casi 300 años, Cosano reconoce que la justicia "ha cambiado no en exceso de entonces ahora". "Ahora existe una justicia más profesional, pero, y fíjate qué curioso, más lenta que entonces, cuando era impensable que un juicio criminal se pudiese ventilar en más de dos años. Muy al contrario, solían finalizarse en cuestión de meses, aunque, eso sí, en un proceso menos garantista".
"En cuanto al proceso civil --continúa--, el que existía entonces era prácticamente idéntico al que existió en España hasta la promulgación en el año 2000 de la actual Ley de Enjuiciamiento Civil, sin apenas diferencias". "Y los delitos que existían entonces (salvando algunos como el adulterio) son los mismos que ahora encontramos tipificados en el Código penal", agrega.
"POR FORTUNA LAS PERSONAS DECENTES SON MAYORÍA ABSOLUTA"
Del mismo modo, y acerca de la corrupción entonces y ahora, Cosano dice que la corrupción "es una enfermedad del hombre desde el principio de los tiempos", porque, "como dijo alguien, el poder sólo corrompe a los corruptos, hace golfos a los que son golfos e inmorales a los que ya lo eran antes". No obstante, añade que, "por fortuna, las personas decentes siguen existiendo, antes y ahora, y son mayoría absoluta".
Cosano considera además que existe "una tremenda similitud" entre el actual abogado de oficio y el antiguo abogado de pobres. "En ambos casos se trata de letrados que, aunque pueden compatibilizar el ejercicio privado con ese 'oficio' público, tienen la encomienda de defender a quienes no pueden asumir los honorarios de un abogado de pago, corriendo el poder público con la obligación de hacer frente a su remuneración".
De hecho, prosigue, la expresión 'abogado de pobres' es todavía una acepción de 'abogado de oficio', recogida en el diccionario de la Real Academia Española. "Hasta en su exigua remuneración encontramos una indudable semejanza", enfatiza Cosano, que asegura "no saber si la gran profesionalidad y el coraje en la defensa de sus clientes sin medios que podemos observar en los actuales abogados de oficio, es predicable también del antiguo 'abogado de pobres'".
"LA JUSTICIA ESTÁ MÁS MASIFICADA QUE NUNCA"
Y ello, añade, "a pesar de las grandes virtudes y excepcional entrega a sus clientes de que hace gala Pedro de Alemán y Camacho, abogado de pobres en el corregimiento de Jerez y protagonista de la novela. Al respecto, añade que el 'abogado de pobres' en el siglo XXI tendría "más trabajo" que en XVIII, porque "hay pobres como entonces y porque la justicia está más masificada que nunca. Y siguen existiendo los antihéroes".
Por último, Cosano ha desvelado que la novela que está escribiendo ahora trata del Jerez bodeguero de los años treinta en adelante. "No había en toda España, entonces, una ciudad con más glamour que Jerez. Todavía hoy, cuando uno dice que es de Jerez, siempre recibe un 'Oh!' de admiración", porque "tenemos todos los problemas del mundo, pero difícilmente se podrá encontrar otro lugar mejor para vivir. ¿Y qué es la vida, sino una novela cuyo final ya sabemos?", concluye.