El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, agradeció para ello el talante demostrado en primer lugar por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que cedió un sillón a España. De otra, al mismísimo George W. Bush, quien también ha puesto de su parte para ello, aunque es más que sabido que Rodríguez Zapatero no es santo de su devoción.
El hecho del inminente cambio de Gobierno en Estados Unidos y la aparente química que ya existe entre Barack Obama y el jefe del Ejecutivo español -ya han hablado por teléfono- podrían ser algunas de las razones que habrían impelido a Bush a olvidar momentáneamente viejas rencillas y adoptar una postura magnánima y caballerosa de cara a abandonar la Casa Blanca dejando a España en un lugar que, ciertamente, le corresponde. Zapatero ya explicó ayer que va a reunirse con Mariano Rajoy y con los agentes sociales de cara a preparar su intervención en la importante cumbre del G-20.