El tiempo en: Chiclana
Publicidad Ai
Publicidad Ai

El sexo de los libros

Voces del otro mundo: Juana de Arco, Artaud, Panizza, Pound

Según ciertos escritos considerados apócrifos, Dios convirtió a Juana de Arco en perro para salvarla del tormento. Lo que ardió en la hoguera fue un simulacro. Robert Bresson, inconscientemente, recoge la escena en su filme de 1962.

Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
  • Antonin Artaud

Santa Juana de Arco (1412-1431) escuchaba voces. Según ella eran voces divinas. Era Dios quien le hablaba defendiendo a Francia. En el juicio le preguntaron: "¿Odia Dios a los ingleses?" Y ella respondió: "Dios ama a los ingleses en Inglaterra, y a los franceses en Francia". La locura y la  razón de la doncella de Orleans. Juana oía voces que salían de las paredes, como los esquizofrénicos. Pero eran  voces de la divinidad. Según ciertos  escritos considerados apócrifos, Dios convirtió a Juana de Arco en perro para salvarla del tormento. Lo que ardió en la hoguera fue un simulacro. Robert Bresson, inconscientemente, recoge la escena en su filme de 1962.

Las voces de Antonin Artaud (1896-1948) eran voces que salían de su interior: "El pecado es el sexo y la carne y nunca hubo ninguno más, pues todos los crímenes del mundo no proviene más que de la existencia de la carne. Antes de la caída de Adán los seres no conocían esta sórdida atracción que nos hace confundir los impulsos del corazón con los del sexo y que hace que no se pueda tener una emoción generosa, desinteresada y sublime sin que un temblor sexual se vea mezclado en ello. Y que por cierto es un crimen absurdo. El que ha ligado estas dos cosas hostiles, el corazón y la sexualidad". Artaud vio a los ángeles que bajaban del cielo para curar a los locos. Luego llegó a la conclusión definitiva: "viendo el horror de que está lleno el mundo, tengo la impresión de que el Mal está haciendo un esfuerzo en las profundidades mismas del Infinito".

Oskar Panizza (1853-1921), alemán, maldito entre los malditos, publicó, en 1895, El Concilio de Amor: Una Tragedia Celeste, pieza teatral en la que Dios-Padre aparece como un viejo asqueroso y pederasta que castiga a los seres humanos con enfermedades repugnantes. La Santísima Virgen aparece en la obra manifestando tendencias lésbicas, a Jesucristo se le presenta como un alelado que sufre ataques de cólera por motivos  nimios y absurdos, etc. Es, en suma, una obra hipotéticamente blasfema en la que se hace una crítica feroz y sarcástica del cristianismo (sobre todo del catolicismo) en plan desmadre. En esta obra las voces son a un tiempo divinas y diabólicas. El Real Tribunal de Munich condenó a Panizza a un año de cárcel por irreverencia. Panizza atacó en sus escritos al Estado, a las distintas iglesias cristófilas, a la moral social. En 1904 es arrestado por ir medio en cueros por la calle. Al año siguiente sería internado en un psiquiátrico de la capital bávara. Luego fue trasladado a otro manicomio, en Bayreuth, donde permaneció desde 1906 hasta su muerte en 1921. Panizza, presa de una manía persecutoria, se creía víctima de un complot internacional contra su persona.


Las voces del poeta estadounidense Ezra Pound (1885-1972), cuando hablaba a través de los micrófonos de Radio Roma (1941-1943) alabando  la política de Mussolini, eran voces absolutamente reales. Aquí no había trampas, sólo un error descomunal que llevó al insigne poeta a confraternizar con quien no debía y a creer que el fascismo era la solución contra el imperio de la usura o usurocracia. Pound siempre empezaba sus alocuciones con las mismas palabras: "Esta es la voz de Europa". Y decía cosas como ésta: "¿Por qué fue Cristo crucificado? Fue crucificado porque trató de combatir contra una mafia". Hay mensajes proféticos: "Cualquier hombre que no haya nacido rico, debe casarse tarde, engendrar tarde y poco, o bien convertirse en un esclavo". Recomendó al presidente norteamericano, Franklin D. Roosevelt (a quien consideraba un indecente), que se hiciera el hara-kiri en las escaleras del Capitolio. La voz humana es siempre una voz de ultratumba. 
  

 


 

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN