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Me queda la palabra

Cuestión de Confianza

Venir a exponer que la clase política española, en general, y el gobierno, en particular, no generan ninguna confianza es una cosa que cualquiera sabe. No hay más que darse una vueltecita por las encuestas en las que la sociedad española valora a los colectivos.

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CUESTIÓN DE CONFIANZA
Venir a exponer que la clase política española, en general, y el gobierno, en particular, no generan ninguna confianza es una cosa que cualquiera sabe. No hay más que darse una vueltecita por las encuestas en las que la sociedad española valora a los colectivos. Los tres últimos puestos con todo merecimiento son para los políticos, los partidos políticos y para los bancos. Pero también es cierto que hay colectivos que hacen todo lo posible por recuperar el crédito que muchos de sus colegas se empeñaron en perder con conductas y actuaciones más que vergonzosas. No es ese el caso de nuestros políticos.
Últimamente, para regocijo de gran parte de la ciudadanía, se está observando entre la judicatura una amplia corriente de sus miembros que están mostrando una sensibilidad distinta, un posicionamiento más cercano a la gente y algo más alejado de aquella postura corporativista que en muchos casos trataba de justificar lo injustificable, referido a las decisiones sorprendentes con las que algunos jueces se descolgaban. Cada vez son más entre ellos los que ponen todos los impedimentos posibles para evitar los desahucios, que no tienen reparos en denunciar que las sentencias que tanto escandalizan son muchas veces más fruto de una legislación absurda que de la interpretación que de ella puede hacer un juez, que no tienen reparos en criticar la situación caótica en la que se encuentran los juzgados o incluso se posicionan enfrentados a las medidas clasistas que nuestro ex-admirado ministro de Justicia ha impuesto en contra de los que carecen de medios para poder reclamar por vía judicial. Dejando aparte incluso, aquellos que no tienen pega por salir en determinado programa de TV para mostrar tanta valentía como el presentador, por supuesto que hago referencia a “Salvados” del imprescindible Jordi Évole.
Dicho todo esto del tirón y sin detenerme a dar detalles, que resultarían igual demasiado aburridos, he de confesar que me haría una ilusión enorme poder decir algo parecido de la grey política. Como habréis observado he cambiado el nombre de esta gente, pues según escribía antes la palabra clase política, la palabra clase me retrotraía a aprendizaje, algo muy serio y muy interesante; incluso a “tener clase” como sinónimo de calidad, de buen gusto, de mérito, etc. y me da a mí que eso de serio e interesante, de calidad, buen gusto, mérito... está muy lejos de lo que esta gente representa. Si, ya sé que el verdadero sentido es por lo de clasificar, pero que me parece que en la clasificación estarían abajo del todo. Así que lo de grey me gusta más (se puede mirar en el diccionario y vale el significado), también se podría usar tropa, especie, calaña, ralea,... (que también me vienen). Si alguien lo propone igual vuelvo a cambiar.
Llegados aquí habrá quien diga que si esta grey política sigue siendo la misma a qué tanta historia. Pues bien, como no podía pasar mucho tiempo que algunos personajes de entre éstos se significaran de forma clara, he aquí algún caso que se destaca por méritos propios: Ángel Carromero, que conducía el coche que se estrelló en Cuba en cuyo accidente perecieron dos miembros de la oposición cubana, al que el gobierno español no tardó mucho en sacar de la Isla para, una vez aquí, concederle el tercer grado y permitirle recuperar prácticamente la vida anterior. Por él intercedió Doña Esperanza aprovechando para criticar las garantías de la justicia cubana que le condenó a cuatro años por la “tontería” de haber provocado la muerte de dos personas, un conductor que había perdido todos los puntos del carné por infracciones de tráfico, (aparte de los expedientes en Hacienda que no vienen al caso): “¡Hay que ver lo injusta que es la justicia cubana! ¡Pobre criatura!”
Sin dejar la ciudad, ni por supuesto el Ppartido, otra más sangrante. Juan José Güemes, el mismo Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid que privatizó la gestión de los análisis clínicos es consejero de la empresa que se ha hecho cargo de los mismos: Blanco y en botella... Entre otros merecimientos este señor es el marido de Doña Andrea “Que se Jodan” Fabra y yerno del “Amo” del Aeropuerto sin aviones de Castellón y gran ganador de las Loterías.
Sin salir de la capital, la dirección de Telemadrid ha decidido despedir a 860 trabajadores dándose la paradoja de que al no suprimir ningún directivo, estos son más que trabajadores. Este es un buen ejemplo de reforma rentable.
Por otra parte, si bien no es comparable, el partido Psoecialista reúne su Comité Federal para llegar a la conclusión de que lo están haciendo genial, que con un poco de maquillaje todo se arregla y que son “la principal herramienta que tienen las fuerzas progresistas en este país”. A eso se le llama realismo. No hay ni un ápice de autocrítica; todo el descrédito que han acumulado no sirve ni para que se planteen con seriedad esa renovación que les es imprescindible. Eso sí, ante las iniciativas que desde dentro del partido pujan por ella, sólo el mayor de los silencios. ¡Ah!, se me olvidaba: eso sí, se han inventado otra palabra tan estúpida e innecesaria como “condicionalidad”, que parió alguna lumbrera del gobierno hablando del rescate; esta nueva palabra es “ordinalidad” que tampoco existe en el diccionario de la RAE y vaya usté a saber que quieren que signifique.
Quizá con esto ya habría bastante, pero no nos olvidemos que bastante más cerca  un constructor se dispone a devolver 4.000.000 de Euros al Ayuntamiento. ¿Alguien quiere dar explicaciones? A mí, y supongo que a la mayor parte de la ciudadanía, nos gustaría saber de dónde salen y por qué. Tampoco es desdeñable que, desde las páginas de los medios de comunicación municipales se haya tratado de confundir a la ciudadanía con informaciones tendenciosas sobre la principal representante de la oposición socialista, que no han tenido más remedio que rectificar.
Como ustedes podéis comprobar la grey política, sobre todo en ejercicio de sus funciones de desgobierno, sigue dando razones para que los mantengamos en el último escaño del desprestigio.
Nota: Había incluido una serie de enlaces de internet donde dan pelos y señales de lo que se expone aquí, pero por evitar mayor extensión lo he suprimido.
Lo que no puedo dejar de señalar es que, cuando estaba a punto de enviar el escrito, se ha producido la esperada noticia de la dimisión de Güemes como consejero de Unilabs. Parece que la denuncia no ha caído en saco roto. Si este es el camino habrá que seguir presionando a ver si de una vez por todas al menos aquellos a quienes se descubre van tomando la senda de la normalidad. 

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