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Los alumnos de Infantil de El Marquesado estrenan sus nuevas aulas

Concluyen así tres años de reivindicaciones ciudadanas

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  • El pasado viernes se llevó a cabo el traslado del mobiliario de un centro a otro
  • Los padres exigen que este nuevo módulo sea un elemento provisional
Los alumnos de Infantil de la barriada rural de El Marquesado se han incorporado, finalmente, a sus nuevas dependencias escolares. Un módulo prefabricado que viene a sustituir al centro actual que se había quedado pequeño y obsoleto para atender correctamente las necesidades educativas de los escolares de tres, cuatro y cinco años de este núcleo urbano puertorrealeño.
Desde el pasado viernes y durante este fin de semana, la Delegación Provincial de Educación ha llevado a cabo el traslado del mobiliario urbano, de manera que los menores perdieran el menor tiempo de clase posible.
Con este normalización de la situación escolar en El Marquesado (aunque los padres no quieren que este módulo, que se instala con carácter provisional, se convierta en definitivo), concluye una larga lucha ciudadana para hacer ver que las barriadas rurales también cuentan en todos los ámbitos de la vida y que sus moradores no están dispuestos a conformarse con menos de lo que los ciudadanos del casco urbano tienen por el mero hecho de vivir en la ciudad.

Finaliza también la polémica surgida entre la Delegación Provincial de Educación y el Ayuntamiento sobre la titularidad del suelo en el que se asienta el módulo así como el ritmo que cada uno ha dado a las obras que le correspondían.
Estos módulos prefabricados de Educación Infantil surgen tras el compromiso adquirido en el año 2005 por el titular de la Delegación Provincial de Educación con los padres de los alumnos de Infantil que en aquella época estaban matriculados en El Marquesado. Una situación de exceso de ratio unida a las precarias condiciones en las que se encontraba el centro escolar y a las protestas de los padres culminó en el compromiso de dotar a la barriada de un nuevo centro escolar (en aquella época no iba a ser prefabricado) pero el proceso se alargó durante tres cursos escolares por la dificultad municipal de localizar suelos públicos en la zona donde ubicar el centro y por el “baile” de matriculaciones en cada curso que un año sí y otro no justificaba el gasto de construir el centro escolar.

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