Tres colegios como tres soles refulgían en otro tiempo en el cielo cultural de Torremolinos: El Colegio Medalla Milagrosa “El Vigía”, que hoy día, modernizado, continúa desarrollando su labor docente y cuya primitiva casa colegial se remonta al año 1930; el Colegio de Huérfanos de Ferroviarios, inaugurado en 1935 y clausurado en 1973, y la Casa Tutelar de Menores, actualmente con escasa actividad, abierto en 1944.
El enclave que más tarde sería el Colegio Medalla Milagrosa “El Vigía” fue cedido a las Hijas de la Caridad por sus propietarios, el matrimonio formado por don Juan Heredia y doña Luisa Huelin, si bien en la cesión medió el simbólico precio de diez mil pesetas. La nueva edificación data de 1970 y en sus aulas se imparten tanto clases de primaria como de secundaria. Miles de torremolinenses, hombres y mujeres, deben su formación elemental a este ejemplar centro docente.
El Colegio de Huérfanos de Ferroviarios fue creado por las asociaciones de Ferroviarios de España, siendo el de Torremolinos el segundo inaugurado en el país. Funcionó durante 38 años, desde 1935 hasta 1973. En 1990 fue declarado "Patrimonio Provincial y Bien de Interés Cultural" por la Junta de Andalucía. A finales de la década de los noventa, el Ayuntamiento de Torremolinos restauró el abandonado inmueble y en noviembre de 2001 lo reaperturó bajo la denominación de "Centro Cultural Pablo Ruiz Picasso", que alberga las aulas y talleres de la Universidad Popular de Torremolinos, con más de tres mil alumnos matriculados, de todas las edades.
El 4 de Octubre de 1944, coincidiendo con la festividad del santo patrono de la Orden Franciscana, se inauguraba oficialmente en Torremolinos la Casa Tutelar San Francisco de Asís, regida por la Congregación de Terciarios Capuchinos, conocidos popularmente como “los amigonianos” en alusión a su fundador, el padre Luis Amigó. Los Terciarios Capuchinos, que desde su fundación en Abril de 1889 se habían dedicado a la asistencia y cuidado de los encarcelados, y a finales del siglo XIX y principios del XX a la educación de jóvenes indisciplinados, a partir de la Ley de Menores de 1918 se consagraron de lleno a la difícil tarea de la reeducación juvenil, siendo los forjadores de una nueva y eficiente pedagogía.
La Casa Tutelar de Menores de Torremolinos fue el primer Centro abierto y atendido por los amigonianos tras la guerra civil española, y el noveno desde que en 1919 inauguraran en Amurrio (Alava) la Casa del Salvador. En aquel tiempo eran escasos los religiosos pertenecientes a la Congregación de Terciarios Capuchinos en toda España, debido a que muchos de ellos, como la tercera parte, habían fallecido durante la contienda civil.
Constituido el Tribunal Tutelar de Málaga en agosto de 1939, fue posible comenzar a recoger en un centro educativo a los menores socialmente conflictivos. Dado que los Terciarios Capuchinos eran los únicos que en otros lugares de España habían demostrado tener experiencia en el ramo de este particular y delicado sistema formativo, el Tribunal malagueño solicitó su colaboración. Mientras se construía la definitiva Casa Tutelar de Menores en Torremolinos, el Tribunal dispuso que se habilitara como eventual Casa Tutelar el antiguo molino Cortijo del Moro, que como centro de menores funcionó entre 1942 y 1944.
La Casa Tutelar San Francisco de Asís de Torremolinos era uno de los centros amigonianos más privilegiados del país, particularmente por su ubicación y el clima. Gozaba de maravillosas vistas. El libro “Historia de la Congregación de religiosos Terciarios Capuchinos”, del padre Tomás Roca Chust, hablando de la situación y distribución de las dependencias del Centro, se expresa en estos términos:
“El moderno edificio resaltaba al ser siluetado por las pequeñas montañas del fondo del horizonte, y desde su fachada se podía contemplar el mar. El edificio componía un rectángulo, dividido en cuatro pabellones correspondientes a cada lado del rectángulo. La parte superior comprendía los dormitorios y la enfermería; la inferior, comedores, escuelas, talleres y dependencias de utilización general. Dentro del espacio ocupado por la finca se levantaban unas pequeñas edificaciones destinadas a granja avícola y ganadera”.
Más importantes que la ubicación, orientación y diseño del Centro fueron la educación y enseñanzas impartidas en él. Los Terciarios Capuchinos se guiaban por principios pedagógicos de su propia cosecha, tales como: Educación del corazón y el sentimiento, autonomía personal, ambiente familiar, acogida cariñosa, conocimiento por vía del corazón, acompañamiento desde la cercanía, querer a la medida y dedicación sin horarios, principios que en la educación de los jóvenes difíciles demostraron ser de una eficacia sin precedentes.
Gestionado por la Junta de Andalucía desde 1984, el inmueble de la Casa Tutelar de Menores puede conocer otros usos educativos adecuados, tal como los conoció el antiguo Colegio de Huérfanos de Ferroviarios, merced al Ayuntamiento de Torremolinos. El Centro San Francisco de Asís, una vez reconvertido, puede reportar aún grandes utilidades a una juventud que mañana regirá los destinos del Pueblo.
Con su total recuperación esplenderían intensamente y al unísono los tres veteranos soles estudiantiles de Torremolinos.