Los campanilleros ya se recogen
Durante el mes de octubre, Galaroza y Aracena ha endulzados sus noches con estas agrupaciones
Cuando la gente de estos municipios escucha a los campanilleros, salen a la calle
La tradición de los campanilleros lleva siglos asentada en toda España y, según diversos documentos, se remonta a la Edad Media, cuando en el interior de los monasterios, existía un monje que se dedicaba a avisar al resto de la comunidad de los oficios religiosos y las horas litúrgicas. De esta forma, recorría los claustros tocan do una campanilla o una esquila.
Esta tradición, como ocurrió con otros actos religiosos, salió a la calle y, un poco por aleccionar al pueblo, y otro tanto, para que se uniese en la oración, lo cierto es que esta costumbre pasó al pueblo.
Pese a todo esto, “sobre los orígenes nada hay del todo confirmado, nadie conoce con exactitud cuáles son los inicios de los campanilleros, puesto que se remonta a cuatro o cinco siglos de antigüedad·,como cuenta José Ramón Fernández, director del Coro de Campanilleros de Aracena.
Con el paso de los años comenzaron a formarse agrupaciones, que, durante las madrugadas anteriores a una celebración religiosa de carácter extraordinario, o bien alguna procesión, iban recorriendo las distintas calles de la villa, con este peculiar anuncio, tal y como nuestro monje de años atrás hacía por todo el monasterio.
Lo curioso de todo esto es que en la mayoría de los casos, las cancioncillas, trataban sobre temas marianos, lo que explica perfectamente la razón por la cual esta tradición tuvo tan buena acogida en nuestra región. De hecho, con sus propias singularidades y épocas del año, lo cierto es que en la mayoría de los pueblos existe esta tradición
En el caso de la sierra, dos localidades comparten la misma advocación y tradición, Galaroza y Aracena y la Virgen del Rosario.
En el caso de Galaroza, dado que su advocación se centra en la Virgen del Rosario, que se da la circunstancia, por otra parte de que es la patrona de la aldea de Navahermosa, es el primer fin de semana de octubre cuando este coro de campanillero comienzan sus andanzas precisamente en esta pedanía, aunque previamente, según la publicación sobre fiestas populares editada por el GDR, comienzan en la aldea de Las Chinas. Posteriormente continúan su caminar y su cantos hacia Galaroza, al son de las guitarras y con canciones como ésta:
“En tu puertas están las campanillas,
con lenguas de fuego te vienen a llamar.
Que te espera la Virgen María,
a rezar el Rosario vayas sin tardar.
Levántate ya,
que de Oriente, la rosa, la aurora,
junto con sus luces,
el día traerá”.
El coro de Aracena, paso por momentos años atrás de gran incertidumbre, por las pocas personas que se acercaba a formar parte de esta tradición centenaria, pero después surgió la idea de crear un coro infantil y como señala José Ramón Fernández, “llevábamos 2 ó 3 años con dos coros, uno de adultos y otro infantil y este año se han unificado los dos, con lo que contamos con una cuarenta personas”.
Por suerte, nunca se ha perdido la tradición y, por el contrario, se ha ido manteniendo con el paso de los siglos, aunque la costumbre cambió, según el director del coro, ya que “antes salía 9 días seguidos y desde hace muchos años viene haciéndolo todas las madrugadas de los domingos de octubre”.
El pasado fin de semana fue, precisamente, cuando finalizó este mes de campanilleros, que como cada año finaliza con toda una peculiaridad, ya que “tiene de especial que se sube a la iglesia prioral del castillo, puesto que, durante todos los fines de semana anteriores, terminamos en la parroquia y éste finalizamos en el castillo·, recordó José Ramón Fernández.
Todas las madrugadas del sábado al domingo este grupo, entre los que hay personas de todas las edades, desde los más pequeños hasta peonzas bastante mayores, salen hacia las 3 de la madrugada y hasta las 6 más aproximadamente, que es cuando comienza el rosario. Así, como ocurre en Galaroza, “cada fin de semana cantamos por un barrio diferente”, afirma el director del coro.
A lo largo de las diferentes calles se canta el repertorio de siglos y las nuevas coplillas que se han ido añadiendo. De hecho, este año ya cuentan con unas 70 canciones.
Son aproximadamente 3 horas y media las que, desafiando al frío y a la lluvia, como dice una de sus coplillas, van cantando por las calles cada fin de semana.
El primer de semana visitaron los barrios de San Roque y Santa Lucía, mientras que el segundo visitaron todo el entorno de San Pedro, Cercado de Reyes y, en definitiva, toda la parte baja del pueblo.
Durante el tercer fin de semana, estuvieron en la zona del parque. Y Ya este último fin de semana, visitaron toda la parte antigua, es decir, el centro, el barrio de Santo Domingo, Santa Catalina, la Gruta y terminaron en la iglesia prioral del castillo, como es habitual, acompañados de la gente que quiso levantarse para rezar el rosario y acudir a la misa que con este motivo se celebra en la sede de la patrona de la localidad.
De todas formas, este año ha habido una novedad, puesto que, tal y como señaló el director del coro, “hubo un rosario al atardecer, además de los que se celebran al amanecer”.
Y es que,dado que con la obra de parroquia, durante dos años han estado saliendo desde su sede canónica, la hermandad quiso que esto no se perdiese este año. De esta forma, “todo apunta a que así seguirán en años posteriores", según José Ramón Fernández.
Este último fin de semana, por tanto, se celebró una misa hacia las 7.30 de la tarde, para iniciar este rosario extraordinario desde la parroquia a Santo Domingo, para continuar de madrugada por las calles antiguas de Aracena y culminar a las 6 de la mañana en la iglesia prioral del castillo con una misa.
Las canciones tratan temas en torno a la patrona, la Virgen del Mayor Dolor, la Virgen del Rosario, la localidad o la propia tradición de los campanilleros.
Los instrumentos, salvo las guitarras, son rústicos, como el cántaro, que se toca con una alpargata en la boquilla para que vaya sonando o la botella.
“La mayoría de los instrumentos han sido confeccionados por nosotros, como la carrañaca, que está hecha a base de caña o el sonajero o sonaja, que está confeccionado con platillos metálicos, quemados y a la vez atravesados por unas pequeñas estructuras de madera, que le da ese sonido tan característico”, señala José Ramón Fernández.
Cuando la gente del pueblo escucha a los campanilleros, salen a la calle y siempre les ofrecen dulces típicos o anises, ente otras cosas.
Lo bonito es despertar a la gente para que vaya al rosario. Muchas personas recuerdan su infancia, vinculada a esta tradición.
Y pese al frío, y la intemperie, estas noches de octubre han adquirido un halo mágico, pues entre el sueño y la vigilia, suenan las sonajas y las voces de los campanilleros, una imagen que permanece con el paso de los años en el subconsciente, en ese rincón en el que se guardan las cosas más hermosas de nuestra infancia.
El coro de Campanilleros en Almonaster
Según la Guía de fiestas y tradiciones que editó hace algún tiempo el Grupo de Desarrollo Rural, Almonaster la Real, cuenta con una tradición de campanilleros que tiene cierta peculiaridad, puesto que no cantan ni en Navidad, como es habitual en otros puntos de la provincia, ni en octubre, como sucede con el coro de Campanilleros de Aracena.
Son los campanilleros de santa Eulalia. Es a medianoche del 9 de diciembre, justo en la víspera de Santa Eulalia de Mérida, cuando se anima a todos con la salida de los campanilleros, que salen a despertar y felicitar a los mayordomos de la hermandad y al resto del pueblo, cantando las tradicionales y emotivas coplas de los campanilleros. Y es que el espíritu de las fiestas ya está en el aire.
Por otro lado, y del mismo signo que el coro de la localidad aracenense, se encuentra el Coro de Campanilleros de la Virgen del Carmen, de Galaroza.
Esta tradición, como ocurrió con otros actos religiosos, salió a la calle y, un poco por aleccionar al pueblo, y otro tanto, para que se uniese en la oración, lo cierto es que esta costumbre pasó al pueblo.
Pese a todo esto, “sobre los orígenes nada hay del todo confirmado, nadie conoce con exactitud cuáles son los inicios de los campanilleros, puesto que se remonta a cuatro o cinco siglos de antigüedad·,como cuenta José Ramón Fernández, director del Coro de Campanilleros de Aracena.
Con el paso de los años comenzaron a formarse agrupaciones, que, durante las madrugadas anteriores a una celebración religiosa de carácter extraordinario, o bien alguna procesión, iban recorriendo las distintas calles de la villa, con este peculiar anuncio, tal y como nuestro monje de años atrás hacía por todo el monasterio.
Lo curioso de todo esto es que en la mayoría de los casos, las cancioncillas, trataban sobre temas marianos, lo que explica perfectamente la razón por la cual esta tradición tuvo tan buena acogida en nuestra región. De hecho, con sus propias singularidades y épocas del año, lo cierto es que en la mayoría de los pueblos existe esta tradición
En el caso de la sierra, dos localidades comparten la misma advocación y tradición, Galaroza y Aracena y la Virgen del Rosario.
En el caso de Galaroza, dado que su advocación se centra en la Virgen del Rosario, que se da la circunstancia, por otra parte de que es la patrona de la aldea de Navahermosa, es el primer fin de semana de octubre cuando este coro de campanillero comienzan sus andanzas precisamente en esta pedanía, aunque previamente, según la publicación sobre fiestas populares editada por el GDR, comienzan en la aldea de Las Chinas. Posteriormente continúan su caminar y su cantos hacia Galaroza, al son de las guitarras y con canciones como ésta:
“En tu puertas están las campanillas,
con lenguas de fuego te vienen a llamar.
Que te espera la Virgen María,
a rezar el Rosario vayas sin tardar.
Levántate ya,
que de Oriente, la rosa, la aurora,
junto con sus luces,
el día traerá”.
El coro de Aracena, paso por momentos años atrás de gran incertidumbre, por las pocas personas que se acercaba a formar parte de esta tradición centenaria, pero después surgió la idea de crear un coro infantil y como señala José Ramón Fernández, “llevábamos 2 ó 3 años con dos coros, uno de adultos y otro infantil y este año se han unificado los dos, con lo que contamos con una cuarenta personas”.
Por suerte, nunca se ha perdido la tradición y, por el contrario, se ha ido manteniendo con el paso de los siglos, aunque la costumbre cambió, según el director del coro, ya que “antes salía 9 días seguidos y desde hace muchos años viene haciéndolo todas las madrugadas de los domingos de octubre”.
El pasado fin de semana fue, precisamente, cuando finalizó este mes de campanilleros, que como cada año finaliza con toda una peculiaridad, ya que “tiene de especial que se sube a la iglesia prioral del castillo, puesto que, durante todos los fines de semana anteriores, terminamos en la parroquia y éste finalizamos en el castillo·, recordó José Ramón Fernández.
Todas las madrugadas del sábado al domingo este grupo, entre los que hay personas de todas las edades, desde los más pequeños hasta peonzas bastante mayores, salen hacia las 3 de la madrugada y hasta las 6 más aproximadamente, que es cuando comienza el rosario. Así, como ocurre en Galaroza, “cada fin de semana cantamos por un barrio diferente”, afirma el director del coro.
A lo largo de las diferentes calles se canta el repertorio de siglos y las nuevas coplillas que se han ido añadiendo. De hecho, este año ya cuentan con unas 70 canciones.
Son aproximadamente 3 horas y media las que, desafiando al frío y a la lluvia, como dice una de sus coplillas, van cantando por las calles cada fin de semana.
El primer de semana visitaron los barrios de San Roque y Santa Lucía, mientras que el segundo visitaron todo el entorno de San Pedro, Cercado de Reyes y, en definitiva, toda la parte baja del pueblo.
Durante el tercer fin de semana, estuvieron en la zona del parque. Y Ya este último fin de semana, visitaron toda la parte antigua, es decir, el centro, el barrio de Santo Domingo, Santa Catalina, la Gruta y terminaron en la iglesia prioral del castillo, como es habitual, acompañados de la gente que quiso levantarse para rezar el rosario y acudir a la misa que con este motivo se celebra en la sede de la patrona de la localidad.
De todas formas, este año ha habido una novedad, puesto que, tal y como señaló el director del coro, “hubo un rosario al atardecer, además de los que se celebran al amanecer”.
Y es que,dado que con la obra de parroquia, durante dos años han estado saliendo desde su sede canónica, la hermandad quiso que esto no se perdiese este año. De esta forma, “todo apunta a que así seguirán en años posteriores", según José Ramón Fernández.
Este último fin de semana, por tanto, se celebró una misa hacia las 7.30 de la tarde, para iniciar este rosario extraordinario desde la parroquia a Santo Domingo, para continuar de madrugada por las calles antiguas de Aracena y culminar a las 6 de la mañana en la iglesia prioral del castillo con una misa.
Las canciones tratan temas en torno a la patrona, la Virgen del Mayor Dolor, la Virgen del Rosario, la localidad o la propia tradición de los campanilleros.
Los instrumentos, salvo las guitarras, son rústicos, como el cántaro, que se toca con una alpargata en la boquilla para que vaya sonando o la botella.
“La mayoría de los instrumentos han sido confeccionados por nosotros, como la carrañaca, que está hecha a base de caña o el sonajero o sonaja, que está confeccionado con platillos metálicos, quemados y a la vez atravesados por unas pequeñas estructuras de madera, que le da ese sonido tan característico”, señala José Ramón Fernández.
Cuando la gente del pueblo escucha a los campanilleros, salen a la calle y siempre les ofrecen dulces típicos o anises, ente otras cosas.
Lo bonito es despertar a la gente para que vaya al rosario. Muchas personas recuerdan su infancia, vinculada a esta tradición.
Y pese al frío, y la intemperie, estas noches de octubre han adquirido un halo mágico, pues entre el sueño y la vigilia, suenan las sonajas y las voces de los campanilleros, una imagen que permanece con el paso de los años en el subconsciente, en ese rincón en el que se guardan las cosas más hermosas de nuestra infancia.
El coro de Campanilleros en Almonaster
Según la Guía de fiestas y tradiciones que editó hace algún tiempo el Grupo de Desarrollo Rural, Almonaster la Real, cuenta con una tradición de campanilleros que tiene cierta peculiaridad, puesto que no cantan ni en Navidad, como es habitual en otros puntos de la provincia, ni en octubre, como sucede con el coro de Campanilleros de Aracena.
Son los campanilleros de santa Eulalia. Es a medianoche del 9 de diciembre, justo en la víspera de Santa Eulalia de Mérida, cuando se anima a todos con la salida de los campanilleros, que salen a despertar y felicitar a los mayordomos de la hermandad y al resto del pueblo, cantando las tradicionales y emotivas coplas de los campanilleros. Y es que el espíritu de las fiestas ya está en el aire.
Por otro lado, y del mismo signo que el coro de la localidad aracenense, se encuentra el Coro de Campanilleros de la Virgen del Carmen, de Galaroza.
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