Grupo Remolachero y Asaja quieren evitar el cierre de la azucarera
Las dos entidades están empeñadas en conseguir la rentabilidad del cultivo
Tras los anuncios públicos del boicot a la Remolachera de Cádiz, Grupo Remolachero y Asaja-Cádiz rompieron ayer una lanza a favor de la supervivencia del cultivo y destacaban la vocación de los remolacheros de la provincia por seguir su apuesta por este cultivo tan emblemático.
Tanto Asaja-Cádiz como el Grupo Remolachero de Cádiz están empeñados en la viabilidad del cultivo y, sobre todo, en conseguir su rentabilidad, por lo que vienen desarrollando un intenso trabajo, desde la pasada campaña, para intentar conseguir tres objetivos indispensables; mejorar las condiciones del cultivo; evitar el abandono por la vocación remolachera de los agricultores de Cádiz y evitar el cierre de la única azucarera que existe actualmente en Andalucía.
Las dos asociaciones tienen visión de futuro y mantienen que, si se cumplen estos preceptos, se apoyará a los productores dándoles motivos reales para que sigan apostando por la siembra, deseo que tienen todos los remolacheros de la zona porque realmente creen en el cultivo y en que puede salir adelante. Y por supuesto, en contra de incentivar medidas como el boicot a la industria que no vienen más que a restar, en vez de sumar en un momento crucial para el cultivo.
Al hilo de este asunto, Grupo Remolachero de Cádiz y Asaja-Cádiz también consideran oportuno alcanzar medidas como la ayuda para la siembra temprana; ayudas al transporte e intentar encontrar una fórmula para la financiación de las ayudas procedentes de la Junta de Andalucía que en los últimos tiempos se retrasan más de lo deseable.
A pesar de la reforma 2006, los remolacheros siguen queriendo sembrar. La reforma de la OCM del azúcar de 2006, ha supuesto el cierre de muchas fábricas así como el abandono de casi la mitad de la producción española de remolacha, demostrándose claramente nefasta para el sector remolachero-azucarero europeo y especialmente el español, que ha visto reducida a la mitad su capacidad de producción, mientras que el consumidor comunitario ha visto como crecía de forma absolutamente injustificada su dependencia del azúcar importado, cuyos precios se sitúan incluso por encima de los precios comunitarios. Hecho que en Andalucía ha supuesto el cierre de dos fábricas, una de ellas en Cádiz y con el menoscabo a todos los agricultores, tradicionalmente remolacheros, que vieron como sus ilusiones y modo de vida se fueron al traste de golpe.
Tanto Asaja-Cádiz como el Grupo Remolachero de Cádiz están empeñados en la viabilidad del cultivo y, sobre todo, en conseguir su rentabilidad, por lo que vienen desarrollando un intenso trabajo, desde la pasada campaña, para intentar conseguir tres objetivos indispensables; mejorar las condiciones del cultivo; evitar el abandono por la vocación remolachera de los agricultores de Cádiz y evitar el cierre de la única azucarera que existe actualmente en Andalucía.
Las dos asociaciones tienen visión de futuro y mantienen que, si se cumplen estos preceptos, se apoyará a los productores dándoles motivos reales para que sigan apostando por la siembra, deseo que tienen todos los remolacheros de la zona porque realmente creen en el cultivo y en que puede salir adelante. Y por supuesto, en contra de incentivar medidas como el boicot a la industria que no vienen más que a restar, en vez de sumar en un momento crucial para el cultivo.
Al hilo de este asunto, Grupo Remolachero de Cádiz y Asaja-Cádiz también consideran oportuno alcanzar medidas como la ayuda para la siembra temprana; ayudas al transporte e intentar encontrar una fórmula para la financiación de las ayudas procedentes de la Junta de Andalucía que en los últimos tiempos se retrasan más de lo deseable.
A pesar de la reforma 2006, los remolacheros siguen queriendo sembrar. La reforma de la OCM del azúcar de 2006, ha supuesto el cierre de muchas fábricas así como el abandono de casi la mitad de la producción española de remolacha, demostrándose claramente nefasta para el sector remolachero-azucarero europeo y especialmente el español, que ha visto reducida a la mitad su capacidad de producción, mientras que el consumidor comunitario ha visto como crecía de forma absolutamente injustificada su dependencia del azúcar importado, cuyos precios se sitúan incluso por encima de los precios comunitarios. Hecho que en Andalucía ha supuesto el cierre de dos fábricas, una de ellas en Cádiz y con el menoscabo a todos los agricultores, tradicionalmente remolacheros, que vieron como sus ilusiones y modo de vida se fueron al traste de golpe.
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