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El buen corazón se impone en el final feliz del caso Camelia

Una mujer onubense se hace eco del drama de esta ciudadana y le abre las puertas de su casa

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Acostumbrados como estamos a que la gran parte de las noticias son malas noticias, y muchas de ellas van guiadas por la falta de solidaridad, el desenlace del caso Camelia abre de par en par las puertas al buen corazón.

Ofrecimiento en una situación límite

Como ya adelantara Viva Huelva en su edición del pasado 14 de septiembre, Camelia fue desalojada, a instancias de Cáritas, de uno de los pisos de la entidad religiosa, quien defendió que no le había quedado otra alternativa con esta mujer y su hija.
Tras una semana en el portal del bloque, y la hija en casa de una amiga, finalmente decidió mudarse con sus bártulos a la Plaza de la Constitución. Sobre la mesa, tenía la oferta del Ayuntamiento de acogerse al programa de alquiler compartido, por el que durante dos meses el Consistorio correría con los gastos. Ella no lo tenía muy claro. La mañana del miércoles, una discusión con la Policía Local acabó con un ataque de ansiedad, y tuvo que ser trasladada al Hospital Juan Ramón Jiménez. Por la tarde, recuperada, regresó a la Plaza de la Constitución, lugar en el que recibió la visita que, al menos por el momento, le ha devuelto la sonrisa. Una mujer onubense le ofreció su casa para compartirla con ella. La dueña de este buen corazón vive en el barrio de San Sebastián, con una hija de 16 años, y ha cedido altruistamente dos habitaciones, una para Camelia y otra para su hija, de 14. “Lo recuerdo y me emociono al contarlo”, nos relataba ayer Camelia, quien describía que su hija “no se lo cree, me ha preguntado si está soñando”.
Como manera de agradecer el gesto de esta mujer, en la mañana de ayer, fueron a la Empresa Municipal de la Vivienda, y el Ayuntamiento abonará durante dos meses 150 euros por habitación (300) a esta solidaria onubense. Cuando pase ese tiempo, “ya veremos, pero espero poder tener para, al menos, compartir gastos con esta mujer a la que estoy eternamente agradecida”. Ya anoche durmió bajo techo, poniendo punto y seguido a su vida, y punto y aparte a una semana tras la que estaba a punto de perder todas sus fuerzas.

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