La final de la Conference League entre Betis y Chelsea tuvo un antes y un después con el descanso. Mientras que en la primera parte los béticos soñaban con levantar el trofeo, la segunda fue una verdadera pesadilla con una cascada de goles azules. Del cielo al infierno en un lapso de 15 minutos.
Varios factores entraron en juego para que se diera esta vuelta a la tortilla. Por ejemplo, Manuel Pellegrini culpó a las lesiones de Abde y Ricardo Rodríguez: “Hemos controlado el sector izquierdo, no nos hicieron daño en la primera parte, pero las lesiones, desgraciadamente, nos hicieron que no pudiéramos mantener el ritmo del partido”.
Jesús Rodríguez y Perraud saltaron al césped por los dos lesionados y ambos salieron retratados en los primeros goles de los ingleses. El joven canterano pecó de poca experiencia en estas citas de gran magnitud, ya que estuvo muy blando en la marca sobre Cole Palmer. El crack inglés aprovechó esta ventaja para regalar dos asistencias, dejando un recurso para la galería histórica en el gol de Nicolas Jackson.
La realidad es que los Blues dieron un repaso físico a los futbolistas del conjunto español en los segundos 45 minutos. Puede que el sobresfuerzo del principio pasara factura más tarde, pero la evidencia fue que los futbolistas del Chelsea iban más fuerte al choque, corrían más rápido y saltaban más alto.
De hecho, los cambios de ambos equipos dejaron un dato muy significativo en cuanto a la diferencia económica presente en la lucha por el título europeo. Según los valores de mercado que ofrece Transfermarkt, los jugadores que salieron desde el banquillo de Maresca superaban en casi 100 millones a los que el Ingeniero sacó al césped.
Perraud, Jesús Rodríguez, Ruibal, Lo Celso y Altimira suman un valor de 48,5 millones, mientras que, por ejemplo, Colwill está valorado en 55 millones. Si ya le sumamos a Reece James, Jadon Sancho, Dewsbury-Hall y Marc Guiu, la cuenta total se queda en unos 145 millones de euros.
Otro que vale su peso en oro es Cucurella, porque fue capaz de hacerle la noche imposible a Antony. Es más, el brasileño llegó a un punto de impotencia que protagonizó hasta un amago de tangana.
En la lista de suspensos de la final también entran nombres como el de Adrián San Miguel. El portero ha sido criticado, porque en el gol de cabeza de Enzo Fernández podría haber hecho algo más. El canterano sevillano no salió a cortar el centro y en el remate no estuvo tampoco rápido de reflejos. No obstante, también hay que destacar que en los demás goles poco más pudo hacer.
Sabaly fue otro de los señalados. Pese a su buena primera parte, en el tercer gol no despejó como tocaba cuando la pelota le pasó al lado de sus pies.
Ya en el apartado del delantero centro, también se echó de menos al Cucho. Porque ni Bakambu en los 72 minutos que estuvo sobre el campo, ni Ruibal cuando salió, crearon peligro alguno a Jorgensen.