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Salir del laberinto para las PYMES: Porque reducir la jornada es SI o SI. ¿Pero ello aumentará las dificultades de pequeñas empresas, conllevando al cierre?.

Publicado: 05/02/2025 ·
18:07
· Actualizado: 05/02/2025 · 18:16
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Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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En este blog se pretende compartir análisis, reflexión y algo de conocimiento contigo persona lectora

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Vivir es tener tiempo. ¿hay quien lo dude?  El tiempo dedicado al trabajo no es sólo el destinado a estar en él. Cuando la persona llega a su puesto de trabajo, ya ha invertido un tiempo que en la mayoría de las ocasiones no es poco. Se dice invertir, porque si no se lo dedica no puede obtener un salario vital por esto de trabajar. Al menos tres puntos de vista deben ser analizados cuando de reducir la jornada laboral se trata: El de la persona trabajadora. El de la empresa que la contrata. El del socio inevitable de la cualquier empresa: Hacienda. Contemplar el tiempo de trabajo sólo desde una de ellas supone asumir que es posible llegar a conclusiones erróneas. Porque o las tres perspectivas se coordinan o las consecuencias pueden ser ruinosas para todas las partes a la larga o a la corta.

A)Quienes defienden la reducción de la jornada de trabajo desde quien trabaja esgrimen razones de peso. Una persona que debe trabajar 8 horas tiene que dedicar más de ese tiempo para ello. Su “fuerza de trabajo” requiere de alimentarse, asearse, vestirse, antes de desplazarse. El tiempo asociado al trabajo depende de donde se viva y la distancia espacio-temporal al lugar de trabajo, tanto de ida como de vuelta. Hay quien vive lejos y tarde mucho menos que quien vive cerca, pero depende de horarios de transporte público o de atascos… ¿Se cuantifica y considera ese otro tiempo “de trabajo”? En los contratos laborales de ninguna manera, se tiene cierta consideración cuando se produce algún accidente en “itinere”, es decir de ida o vuelta del centro o lugar de trabajo.

b)Quienes contratan tiene una visión bien diferente. Las empresas consideran sólo el tiempo que la persona le dedica a ellas: la jornada de trabajo. La empresa cuenta con que la persona ya está en su puesto de trabajo y a disposición del sistema productivo. Cualquier otra consideración es innecesaria para el logro de sus fines. Asumir el costo de todo el tiempo vital y recursos propios de cada persona trabajadora que dedica a estar operativa y puntual para desarrollar sus tareas laborales, sería imposible para la inmensa mayoría de las empresas. Cientos de miles de empresas, la mayoría pequeñas, no podrían funcionar. Acabarían quebrando, cerrando. De ahí las resistencias de la patronal a la reducción de jornada laboral. Quienes piensan que exageran sólo deben advertir que con las 40 horas actuales miles de empresas anualmente acaban cerrando y dándose de baja. Una mirada al registro mercantil de turno permite obtener una visión cuasi apocalíptica de la ruina de la inmensa mayoría de ellas. Aunque es cierto que unas cuantas “pseudo-empresas” utilizan estrategias para estafar a proveedores o la mismísima Hacienda, creándose y disolviéndose una vez perpetrado el fraude. 

c)En la película ¿Conoces a Joe Black?, aparece la frase “inevitable como la muerte o hacienda”. Ciertamente cualquier empresa, sea unipersonal (autónomos) o multinacional, cuenta inevitablemente con un socio: Hacienda. Una asociación muy, pero que muy especial, ya que ella nunca pone nada y siempre se lleva. Hay quien ve con buenos ojos que el fisco participe de los beneficios que genere las empresas. Y es más que razonable que eso sea así, ya que quienes trabajan también hacen lo propio con el Impuesto de Rendimientos de las Personas físicas (IRPF).  La acumulación de aportaciones dinerarias en forma de impuestos permite, al menos en teoría, que todas las personas, por el hecho de serlo, tengan garantizado el ejercicio de sus derechos a una vida humanamente digna.

Parece que tres partes tienen que coordinarse para que las responsabilidades fiscales, los beneficios empresariales, los salarios mantengan un saludable equilibrio y de esta forma ninguna de las tres quede contenta del todo, sin que alguna sola salga exclusivamente mejorada.  Para tomar decisiones como la reducción de la jornada laboral el gobierno ha hecho cálculos y si quito por aquí y añado por allá ha llegado a la conclusión de que seguirá gastando los impuestos en lo que crea oportuno y que el empresariado aguante la vela. Parece evidente que la parte trabajadora no puede hacer más de lo que ya hace y de que debería mejorar sus condiciones laborales. Por otro lado parece también evidente que salvo las empresas que publicitan cuentas de resultados muy positivos no podrán sin menoscabo de su gestión reducir la jornada de quienes en ellas trabajan sin reducir el sueldo. En bastantes casos las medianas y grandes empresas deberán contratar a más personas para compensar la reducción de media hora diaria de toda su plantilla. La que no parece que aporte nada es Hacienda que con su posición hierática espera en recoger los impuestos de los beneficios.  El gobierno debe tener datos, especialmente el ministerio de economía, para dudar de la aplicación de esta medida porque reticencias ha habido. Aunque al final, cual medida electoral al uso, la presidencia ha dado luz verde a esta timorata reducción de la jornada.

En una sociedad verdaderamente democrática en la que las personas asuman la responsabilidad y el derecho de ser ciudadanas se precisa de tiempo para conocer, analizar, valorar las posibles soluciones a las situaciones problemáticas que la vida en común va generando. ¿Quién dispone de ese tiempo? Con el que se emplea en lo laboral, en lo doméstico, en el familiar y en el descanso para reponer energías ¿Qué tiempo queda?  Por otro lado las empresas, sobre todo las pequeñas, no pueden aumentar costos de contratación y si no funcionan muchas horas la mayoría no son viables. Así lo vaticina el informe elaborado por la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME) titulado: “Impacto de la reducción de la jornada laboral en la pyme” Edición junio 2024. De hecho la función publica ya la tiene en muchas administraciones y la media de los grandes convenios se sitúan en una media de algo más de 37 horas. ¿Quiénes están a 40 horas? Las personas trabajadoras de las PYMEs. De los autónomos no es posible aplicación alguna ya que la inmensa mayoría están pendiente, 7 sobre 7, 24h sobre 24h y 365 días a full. Para muchas personas una auténtica “condena”. Miedo da cuando publicitan los políticos aquello de  ¡“emprendedores”!…

La intervención del gobierno es esencial, pero no para legislar solamente, sino para aportar soluciones a este galimatías contradictorio que pretende transferir la responsabilidad de la reducción de la jornada exclusivamente al empresariado. Algo tendrá que proveer Hacienda, como socio imprescindible en cualquier ecuación donde se trate de dineros. Porque reducir la jornada es SI o SI. Pero ello aumentará las dificultades de pequeñas empresas, conllevando al cierre y la misma causa (el gobierno) que provoca el mismo, tendrá que hacerse cargo del desempleo y la reducción de pago de impuestos consecuentes. Si a esto se suma que habría que mirar la gran presión impositiva y los criterios para generar gastos al Estado, difícil encaje parece tener este tipo de decisiones en este modelo productivo y fiscal, que debería garantizar el reparto del trabajo y la riqueza.

Fdo Rafael Fenoy

 

 

 

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