El nuevo reactor nuclear francés de Flamanville, en la costa de Normandía (noroeste), tuvo un parón automático este miércoles durante la fase de arranque, la cual puede durar hasta finales del otoño, indicó hoy la compañía eléctrica EDF.
EDF, que es el operador de éste y de los otros 56 reactores atómicos que están en servicio en Francia, indicó que sus equipos han llevado a cabo tras ese parón una serie de controles técnicos y análisis conforme a los procedimientos habituales en estos casos y que una vez finalizados procederán a la reanudación de la divergencia.
La empresa estatal hizo hincapié en que el arranque de un reactor es un proceso largo y complejo con numerosos test durante el que pueden intervenir parones como el constatado.
El nuevo EPR de Flamanville, que es el tercero de esa central nuclear y tiene una potencia nominal de 1.600 megavatios, recibió el pasado lunes el visto bueno de la Autoridad de la Seguridad Nuclear (ASN) para iniciar la divergencia, que consiste en establecer una reacción nuclear estable de baja potencia.
Una vez realizada esa fase, el reactor se situará al 0,2 % de su potencia nominal y comenzará un programa de pruebas para subir hasta el 25 %. Será entonces cuando se conectará a la red eléctrica francesa y empezará a alimentarla en corriente. EDF prevé que eso ocurra "de aquí al fin del otoño".
El nuevo reactor de Flamanville es, hasta ahora, la historia de un fiasco industrial y financiero para la eléctrica francesa.
El EPR desarrolla una nueva tecnología inicialmente concebida por una empresa común constituida en 1992 entre el grupo estatal francés Framatome y el alemán Siemens, que más tarde se retiró.
Cuando se lanzaron en 2007, las obras para su construcción debían durar cinco años con un costo estimado de 3.300 millones de euros. En la práctica, se han prolongado durante cerca de 17 años y el presupuesto se ha disparado a 19.100 millones, según los cálculos del Tribunal de Cuentas.