Bajará por la calle Duque donde se crio. Atravesará la Plaza de La Merced, silenciosa y espaciosa en ese momento, con la mente puesta en todo lo que está por llegar. Bajará por Almendros Aguilar hasta alcanzar el límite fronterizo que marca el Arco de San Lorenzo, y desde allí sus pasos seguirán hasta la calle Maestra.
Será el camino que trace Rafa Romero Cantero esta tarde para pregonar las fiestas de San Antón en el Darymelia. Con tres décadas de vida y vivencias a sus espaldas, su biografía anotará en su haber el hecho de ser el más joven en pregonar la fiesta en la que Jaén se muestra tal cual es. La que no es copiada ni implantada desde fuera, como tantas otras cosas que vienen para quedarse simplemente por ser modas.
Es San Antón la fiesta donde suena nuestra música autóctona. Aquella que aquí se llama `Melenchón’ y que él aprendió a trinar con la púa en la primera bandurria que pusieron en sus manos cuando tenía seis años.
Llegado el momento, no lo veremos con un dorsal en su pecho recorriendo Jaén de un extremo a otro a golpe de zapatilla. Para él San Antón se vive antes, durante y después de la lumbre que prenderá el sábado, un año más, en la Plaza de La Merced. Será la cuarta vez que embarque a sus hermanos de beca verde de la Universitaria de Jaén para que las lenguas de fuego iluminen el centro de su barrio. Así lo hizo aquel año que se acabó convirtiendo en el más raro de nuestras vidas, en 2020, poco antes de irrumpir aquella pandemia que vino para quedarse.
Desde entonces hasta hoy, capitanea el esfuerzo persistente por mantener esta tradición entre jóvenes jiennenses para que Jaén no pierda su esencia. Y lo hace fiel a la tradición pero innovando: el año pasado instaló urinarios portátiles para garantizar el civismo dentro de la convivencia.
Si la condición de jiennense la concede la inscripción en el Registro Civil de Arquitecto Berges por haber nacido aquí, la de jaenero se adquiere a iniciativa propia de aquel que vive intensamente esta ciudad durante todo el año, en sus tradiciones y costumbres, pero también llevando por bandera el orgullo de ser de esta tierra. Y en eso, pocos igualan a este vecino del barrio de La Merced que hoy tendrá el privilegio de pregonar la fiesta de su ciudad que a él más le gusta. La noche de San Antón.