Precedida por los sones de la música y los estandartes de las hermandades de Huelva, la Inmaculada Concepción apareció ante sus devotos rodeada de incienso y rosas blancas.
A paso lento y cadencioso, portada por sus costaleros, como las cofradías en primavera, la imagen de la Inmaculada Concepción recorrió las calles del centro de la capital para regresar, ya entrada la noche, a su templo.