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Viernes 03/05/2024  

El quejío flamenco se erige en el quinto evangelista de la Pasión

Gallardo ofreció un Pregón de raíz gitana, duende, compás y profunda jerezanía

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  • José Gallardo dejó de ser 'el hijo de Antonio' para regalar a Jerez un extraordinario Pregón. -
José Gallardo Quirós permitió que el quejío flamenco, y especialmente el duende que habita en el barrio de Santiago, se convirtiera en el quinto evangelista de la Pasión que Jerez escribe cada primavera. El suyo fue un Pregón con duende y hondura, continuamente salpicado de flamenquísimas letras, citas evangélicas y evocaciones a los sabios que impartieron su anónimo magisterio por las calles de los viejos arrabales de la ciudad.

Quería el pregonero saldar la deuda contraída a lo largo de su vida con quienes hacen posible el milagro de la Semana Santa. Y a fe que lo hizo. De entrada, conviene subrayar que Gallardo estuvo 121 minutos ante el atril, convirtiéndose el suyo en el Pregón de mayor duración de la historia reciente.

Además, la exaltación por antonomasia de la Semana Mayor será recordada por la riqueza de su lírica y por un derroche de jerezanía que la impregnó por entero. Ante el atril, José Gallardo se mostró espontáneo, lo que en muchos momentos permitió la interlocución directa con un auditorio que dejó escapar no pocos quejíos y profundos olés.

El inicio del Pregón no fue más que el adelanto de todo aquello que estaba por llegar. El hijo de José Gallardo, Antonio, cerró su presentación invitando a su padre a darle la mano mientras recitaba unos emocionados versos que entrecortaron su voz.

Nada más en el atril, el pregonero bordó un introito a través del cual quiso invitar al universo entero a vivir la Semana Santa: “Venid a Jerez, venid, que Jesús viene a salvarnos”. El romance levantó la primera ovación cerrada de un auditorio ya entregado con el orador. Esa comunión fue total cuando Gallardo, justo a continuación, cantó a la Virgen de la Merced, cuya medalla lució ayer sobre su pecho.

A partir de ahí, el pregonero siguió el orden cronológico de la Pasión según Jerez, cumpliendo el compromiso adquirido de equilibrar los tiempos entre todas las cofradías que hacen estación de penitencia, incluidas las del Sábado de Pasión.

En todos los casos, Gallardo encontró motivos para cantar a las imágenes. Unas veces por admiración personal y otras, muchas, aprovechando los recuerdos amasados a lo largo de medio siglo de vivencias. En cualquier caso, antes de iniciar ese recorrido, el pregonero se definió ante Jerez como “un hombre que cree en los milagros” y que aprendió de sus padres “a ver más con el corazón que con los ojos de la cara”.

De su canto al Domingo de Ramos destacan las líneas dedicadas a la Hermandad del Perdón y a las continuas inundaciones que padece la ermita de Guía, que de manera elegante achacó a las “ambiciones” que se ocultan tras el negocio inmobiliario.

Especialmente emotivo resultó su recuerdo al padre Carlos, eterno párroco de San Marcos, un verdadero “ángel de Dios” y “un trozo” de la vida del pregonero: “Ilumíname el camino desde el cielo, que desde que te has ido ando más sordo y ciego”, dijo. Esta evocación fue aprovechada para homenajear a los costaleros, personificados en la cuadrilla del Señor de la Cena, a la que ha pertenecido su hijo Antonio.

El pregonero recordó su juventud al amparo del manto de la Virgen de los Remedios, un “tiempo dorado” que se marchitó cuando en mayo de 1981 un rayo destrozó buena parte del patrimonio de la cofradía.

La flamenca oratoria de Gallardo encontró su punto álgido cuando llegó el momento de cantar al Señor del Prendimiento, “un Dios que es el manijero de las viñas de Jerez”. Tras evocar a su tío Luis Rincones, el pregonero confesó sus íntimas conversaciones con el Señor, en la penumbra de la capilla del asilo de San José, para terminar cantando: “Tu pueblo entero se pone en pie, gritando a los cuatro vientos; Prendimiento, Prendimiento..., al compás de mi Jerez”.

Llegada la Madrugada del Viernes Santo, Gallardo recordó cuando acompañado de su tío vivió la salida del Santo Crucifijo, así como los años en los que su madre siguió los pasos del Señor de la Vía Crucis. Su canto al Nazareno de Cristina fue igualmente emocionate, así como pinturero su recorrido por la capilla de la Yedra: “Si pasa por la Plazuela, verá usted que hay una ermita tan graciosa y tan bonita que es la cosa mas bonita de Jerez de la Frontera”.

La tarde del Viernes Santo tendría reservados igualmente momentos de especial emotividad. El primero de ellos llegó al referirse a la Hermandad de Loreto y el barrio de San Pedro, cuna de unos abuelos, Pepita y Severo, a los que el pregonero no llegó a conocer: “Yo te pido reina mía, que cuides a mis abuelos, los que se fueron un día a las alturas del cielo”.

Antológicos fueron los versos dedicados al Cristo de la Expiración (“Yo te llamo con razón, Cristo de la inspiración, del duende de mi Paquera, la que tiene en la Plazuela, el monumento a su voz”); y a la Virgen del Valle (“Por tí no pasan las lunas, morenita de aceituna, serás niña eternamente”).

Después, el poema dedicado a su “musa”, la Virgen de la Soledad; y el íntimo llanto por la Piedad, para la que reivindicó su regreso a un Sábado Santo que fue “tan tuyo y tan nuestro”. Las palmas por bulerías despidieron un Pregón cuyos ecos resonarán por siempre en el Teatro Villamarta.


“Siempre me quedará saber si lo podría haber hecho mejor”

José Gallardo se mostró “contento” con su intervención, aunque consciente de que “siempre” le quedará la sensación de saber “si lo podría haber hecho mejor”. “He intentado que fuera un Pregón muy completo y no sé si lo habré logrado. Era un toro que uno sólo recibe una vez en la vida. Me ha dado un par de puntaditas, porque en alguna ocasión se me ha trabado la lengua, pero en general estoy contento y tranquilo”, explicó.

Su hijo y presentador, Antonio, no escatimó elogios a su padre. “Ha estado enorme, torero. Cuando al principio he visto cómo saltaban los primeros olés se me han despejado todas las dudas, si es que acaso las tenía”, reconoció. El patriarca de la saga, Antonio Gallardo Molina, apenas podía ocultar su emoción, al tiempo que aseguraba que el Pregón de su hijo le había gustado “mucho”. “Ha sido muy original, muy actual, y ha tenido gracia flamenca”, dijo.

Por su parte, las autoridades presentes en el Pregón subrayaron la calidad del trabajo realizado por José Gallardo. De entrada, el presidente del Consejo Local de la Unión de Hermandades, Manuel Muñoz Natera, se mostró “tremendamente satisfecho” con el Pregón, asegurando que de antemano sabía que “íbamos a disfrutar”.
“Ha sido un Pregón magnífico, que ha llegado mucho a la gente y que coloca el listón muy alto para el año que viene”, añadió Muñoz Natera.

José Mazuelos vivió su primer Pregón como obispo de Asidonia-Jerez. “Ha sido fantástico. Ha sido un canto a todo, a Jerez, a la familia, a la sabiduría de la Biblia, al amor de Dios, al perdon, a la Semana Santa… Creo que ha sido muy completo. He disfrutado porque he visto que tenía un contenido fantastico y que además estaba siendo contado con mucha naturalidad. Hay que tener arte para contar el amor de Dios con tanta sencillez”, comentó.

Por último, la alcaldesa, Pilar Sánchez, tampoco escatimó elogios a la figura del pregonero. “Ha sido un magnífico Pregón, por los contenidos y por las formas. Ha sido un Pregon muy jerezano, muy flamenco y lleno de sabiduría y filosofia popular. Además, no ha sido nada efectista y ha estado plagado de muchas anécdotas”, resumió.

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