Los pobres no votan

Publicado: 02/11/2022
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente y verso suelto

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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En su primer discurso da Silva, que se ha presentado liderando una coalición de izquierdas, ha priorizado acabar con el hambre
Lula da Silva es de nuevo presidente de Brasil. Le ha ganado por un pelo a Jair Bolsonaro, al que le está costando aceptarlo, todavía no se ha pronunciado, pero así es la democracia, se lo están recordando sus propios seguidores.

En su primer discurso da Silva, que se ha presentado liderando una coalición de izquierdas, ha priorizado acabar con el hambre: “No podemos aceptar como normal que millones de hombres, mujeres y niños en este país no tengan qué comer”. Sin embargo, los que pasan hambre en Brasil no son los que con sus votos le han llevado a la presidencia para que se ocupe de ellos. No había un trasiego de personas yendo y viniendo alos colegios electorales, el domingo, en las favelas. Pasa como con las migraciones, los que están en peor situación, los que se mueren de necesidad, no son los que buscan una vida mejor en otros países.

La mayoría ni siquiera estará empadronado, pero los que lo están tampoco habrán ido a ejercer su derecho al voto porque no sienten que los políticos se preocupen de sus problemas, sólo van a sus barrios en campaña electoral.

Pongo ejemplos de todo esto en España, hace tres años que están sin luz en La Cañada Real (Madrid) y no se percibe la preocupación en la clase política, ni siquiera porque en este asentamiento haya más de mil niños. No hay mucho qué pensar para encontrar el por qué: las personas que viven allí no votan.

Uno de los barrios de mayor abstención de voto en España, más del cincuenta por ciento de los residentes, es el de “las 3.000 viviendas”, en Sevilla, lo que coincide con su situación de barrio más empobrecido del país. Políticamente es definido como un agujero electoral o lo que es lo mismo un lugar por el que no es necesario esforzarse. La situación se reproduce en todas las zonas más deprimidas.

¿Cómo es la perspectiva desde el otro extremo?Los barrios de mayor renta económica son los que no fallan en un día de voto, los que menos abstención registran, entienden que la política sí va con ellos, sí se ocupa de ellos.

La exclusión económica y la política van a la par, una lleva a la otra como un círculo vicioso. Los pobres no eligen a los que van a preocuparse por ellos, dependen de votantes a los que sí les importe que los que les representen se ocupen de los que menos tienen.

 

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