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Suspenso en política exterior

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Cuando España se convirtió hace un mes en cabecera de la Unión Europea, muchos españoles, y por supuesto el presidente del Gobierno, pensaron que ese protagonismo iba a resultar muy beneficioso en lo personal y colectivo. Pero transcurrido un tan corto plazo, el peso específico de nuestro país y del Sr. Rodríguez Zapatero se ha demostrado muy escaso, lo que es atribuible a una política exterior equivocada, de la que se derivan tales rendimientos.

En los últimos años, la conducta de ZP para con los americanos ha sido despectiva, y si bien con el advenimiento de Obama se pretendieron reactivar las relaciones (la conjunción planetaria de Leire Pajín), la verdad es que poco se ha conseguido. No nos debe extrañar que el mandatario estadounidense haya desechado acudir a la cumbre euro-americana en la que tantas ilusiones ZP había depositado. El plantón de Obama, con la excusa clásica de una agenda muy cargada, contrasta con la política previa del presidente americano, quien en el primer año de su mandato se desplazó a Europa hasta seis veces, asistiendo a dos cumbres de la UE. El viejo continente cuenta ahora menos en los intereses de EEUU, y España mucho menos.
Nuestra política en Hispanoamérica ha sido errática. En tanto se intentan mejorar las relaciones entre Cuba y la UE, se desprecia a Honduras infiriéndole la grave ofensa de inasistencia a la toma de posesión de su nuevo presidente, Porfirio Lobo, que ha obtenido un triunfo legítimo en las urnas. Y sigue el flirteo con Hugo Chávez, cuya dictadura en Venezuela se hace cada vez más tiránica, al coartar gravemente la libertad de expresión de la ciudadanía.
En el contexto europeo, las relaciones con Bruselas no son ciertamente cordiales, y nuestro gobierno está ahora desplegando esfuerzos para mejorar su credibilidad informando (con vacilaciones) sobre recortes en las pensiones y contracción de ciertos gastos presupuestarios, lo que ha provocado la reacción escandalizada de los sindicatos. España, junto a Grecia y Portugal, se sitúa en el pelotón de los torpes, con sus deberes sin hacer. Paul Krugman, un Nobel de Economía que hasta ahora había mostrado afinidades con ZP, nos califica en el New York Times como el mayor peligro de Europa, incluso por delante de la Grecia arruinada. De tal modo repite la aseveración del profesor Nuriel Roubini en el Foro Mundial de Davos.
El proyecto estrella de ZP en el campo de las relaciones internacionales, la Alianza de Civilizaciones, ha quedado en simple utopía sin ningún resultado práctico. Al Andalus sigue en el punto de mira de los fundamentalistas islámicos. Hace algo más de un año escribí en VIVA JAÉN un artículo titulado "Diplomacia errática". Hoy me reafirmo en su pesimista contenido.

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