No se sabe aún si será sólo una comisión parlamentaria o también una independiente de expertos, pero la comisión para estudiar los abusos sexuales con la infancia en el seno de la Iglesia ya no hay quién la pare. Mejor la de expertos, que aborde sin partidismo esta lacra tan grave. Elvira Lindo escribió que “cuando un niño es manoseado por un adulto con el fin de procurarse placer sexual, sabe que algo extraño, inusual, prohibido, algo que vulnera como un hachazo su inocencia le está sucediendo”. Es tan criminal ese acto abyecto de abuso que se ha tardado demasiado para ponerlo sobre el tapete de la exigencia de responsabilidades y de plantear las medidas para impedir o dificultar hasta lo imposible su repetición.
La mayoría de los casos que han ido denunciando los particulares y la prensa han acabado, hasta ahora, en nada porque han decaído por la prescripción de los delitos, la dificultad de encontrar pruebas concluyentes por el tiempo transcurrido y la nula colaboración de la jerarquía eclesiástica y de los centros de enseñanza para que pudieran esclarecerse. Cuando se ha querido un “arreglo” ha sido con la condición del silencio de las víctimas, lo que es doblemente vejatorio. Haber sufrido el acoso, a veces, la violación, y tener que callar si se lograba que el culpable lo reconozca. El Papa Francisco ha sido el que ha leído con más atención las palabras del evangelio transcritas por los apóstoles: “Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños”. Su recomendación a la iglesia española es nítida: “Una firme voluntad de esclarecimiento de los casos de abusos”. La iglesia española piensa que esclarecer los abusos le perjudica, pero ello no es pensar en los que necesitan una reparación, las víctimas de los abusos, sino en salvaguardar una imagen -falsa- de ella misma.
La comisión se abrirá paso en el parlamento. El informe de los expertos - si se demanda, en cualquier caso - llegará al parlamento para su análisis y la búsqueda de responsabilidades las centraliza la Fiscalía General del Estado. Es lo justo y lo demanda la sociedad. Que no pueda ocultarse más ese oscuro escándalo.