La lluvia con que amaneció ayer, la resaca del Día de Reyes y los muchos gastos realizados por los consumidores durante las pasadas fiestas incidieron negativamente en la afluencia de público a los establecimientos del comercio tradicional del casco histórico y de las barriadas. En las grandes superficies se detectó un mayor movimiento, aunque los clientes fueron más espectadores que compradores.
Conforme fue transcurriendo la jornada y el tiempo fue mejorando, el público fue llenando las zonas comerciales de la ciudad, pero siempre, en su mayoría, manteniendo una actitud receptora más que compradora. Daba la impresión de que los consumidores se dedicaron a mirar artículos e informarse de las ofertas para estudiar posibles compras a posteriori, al menos así los quisieron ver los comerciantes.
Desde la apertura de los establecimientos, el trabajo se centró sobre todo en la reorganización de estanterías, reposición de artículos y colocación de cartelería. Ya durante la tarde la gran mayoría de los comercios, principalmente los de textil y zapatería -los que llevan a cabo una campaña más directa de rebajas-, presentaban un aspecto más propio de estas fechas de grandes ofertas y reducciones de precios.
Por contra, los establecimientos de las grandes superficies mostraban desde la hora de apertura grandes carteles anunciando las rebajas y escaparates decorados para la ocasión.
Está claro que la política de rebajas se aplica de forma diferente en El Puerto por parte del comercio tradicional y del de las grandes superficies. Para reforzar esta idea basta con un ejemplo claro: el Centro Comercial Abierto Centro Histórico llevará cabo la semana que viene la presentación oficial de la campaña “En rebajas usa el casco. Ven al Casco Histórico” correspondiente al período de rebajas iniciado ayer y que se extiende hasta marzo.
Poco margen
Entre el comercio tradicional es normal encontrar profesionales que no ven claro el tema de las rebajas. Así, Antonia Rodríguez, propietaria de Modas Macarena, de la zona de La Placilla, asegura que “trabajamos con unos márgenes muy cortos y unos precios muy ajustados, por lo que en realidad podemos rebajar poco”.
A pesar de esta idea más o menos generalizada, Rodríguez al igual que todos los comerciantes tradicionales de El Puerto no renuncia a seguir las campañas de rebajas. Según esta comerciante, uno de los problemas principales de la reducción de márgenes es la desaparición de confeccionistas nacionales y la irrupción en el mercado de prendas confeccionadas procedentes países asiáticos a precios bajos.
La excepción que confirma la regla
A pesar de la crisis económica también hay comerciantes satisfechos con las ventas. Es el caso de la tienda de Bershka en el Centro Comercial El Paseo, uno de los comercios que contaron con numeroso público, colas incluidas, desde el inicio del primer día de rebajas y que espera seguir así durante toda la campaña.
La encargada de la tienda, Marisa Sequeira asevera que en la segunda quincena de diciembre “parecía que no había crisis, aunque en los meses anteriores sí han ido peor las ventas”.
Sequeira destaca que “este año llegamos a las rebajas con menos ropa que en otros años y eso ha sido porque hemos vendido mucho en diciembre”. Evidentemente, no todos los comerciantes portuenses pueden decir lo mismo.
